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Así fueron mis 24 Horas Ford en el Jarama: 2.152 km de emoción y solidaridad

Por José Mª Alegre
Las 24 Horas Ford es una exigente carrera de resistencia y consumo en la que gana el Ford Fiesta ST de 200 CV que más vueltas de al trazado madrileño. Segundos durante buena parte de la prueba, una penalización de dos giros nos privó del podio. Emoción, cansancio y mucha diversión, fueron los ingredientes de esta competición solidaria que me brindó una experiencia única.

Las 24 Horas Ford son una exigente carrera de consumo y resistencia que este año, en su 15ª edición, se disputó con los Ford Fiesta ST con el motor EcoBoost 1.5 de 200 CV, modelo que, totalmente de serie (cualquiera lo puede adquirir en un concesionario de la marca), me transmitió las prestaciones de un coche de carreras, pues tanto el propulsor, con aceleraciones de rápida respuesta, el efectivo cambio manual de seis velocidades, los potentes frenos, y el aplomado y seguro comportamiento, son similares, con la diferencia de que el citado es mucho más cómodo que uno ‘racing’.

La prueba consiste en dar al circuito del Jarama las máximas vueltas posibles, pero con las limitaciones de los 235 litros de gasolina BP Ultimate de 98 octanos que se facilitan a cada equipo, y los ocho neumáticos Continental PremiumContact 6 de 205/45 R17, todos inflados por igual -2.7 bares-, por coche.Con esas acotaciones, las 24 Horas Ford se convierten en una carrera de estrategia en la que hay que combinar regularidad, velocidad, consumo de combustible y finura en la conducción para conservar las gomas y sumar los máximos giros posibles al ‘viejo’ Jarama durante un día completo (de las 17:30 horas del viernes a las 17:30 horas del sábado) sin pausa alguna. Un reto que me proporcionó (a mí y al resto de los pilotos de los doce equipos participantes) emoción, cansancio (porqué negarlo), mucha diversión y una gran satisfacción por vivir una experiencia impagable gracias a Ford.

Competir en favor de una causa solidaria

Hacía diez años que no corría una prueba de competición en el Jarama. En 2008 dejé las carreras tras haber competido en el Trofeo RACE (subcampeón en 2005, por detrás de mi amigo Paco Palomino, campeón ese año), ganar la Challenge Hyundai, el Madrileño de Pilotos y quedar segundo en el Valenciano de Turismos, con un Hyundai Accent. En 2006, participé en la Copa Hyundai Getz Diésel con una victoria en el Jarama y un segundo puesto en 2007. Así pues, lo mío al volante es una afición que me viene de pequeño y que pude cumplir de mayor. Realizado el sueño, en 2008, como digo, ‘colgué’ el casco y los guantes una vez satisfecha esa etapa de piloto que tanto anhelaba cuando era niño. Por eso, cuando recibí la invitación de Ford para disputar las 24 Horas de ídem, no me lo pensé ni un segundo, el sí fue inmediato con igual rapidez que el agradecimiento, pues de siempre deseaba disputar esta carrera que te traslada, con las lógicas diferencias, a las míticas 24 Horas de Le Mans.

Pero, aparte de la parte deportiva, había otra razón de las 24 Horas que organiza la marca del óvalo que también me motivaba, la solidaria. Porque esta competición está diseñada para beneficiar a ONG’s que velan por los más desfavorecidos, siendo “el evento más importante de Ford en materia de responsabilidad social y de competición”, en palabras de Cristina del Rey, directora de Comunicación de Ford España.

En sus quince ediciones, Ford ha distribuido cerca de 1,8 millones de euros entre las más de 75 ONG’s participantes, lo que ha permitido desarrollar 164 proyectos solidarios que han contribuido a mejorar las condiciones de vida de más de 140.000 personas en todo el mundo. Cada equipo que compite lleva el nombre de una entidad solidaria -respaldado por un medio de comunicación-, en mi caso Fundación A La Par -con el apoyo de coches.net-, recibiendo cada ONG el premio en metálico que obtiene su equipo según la clasificación final tras el banderazo de llegada, y que parte de 30.000 euros para el ganador. Por lo que los 2.152 kilómetros que mi hizo mi ‘team’ -y el resto- en el Jarama durante un día entero fueron kilómetros de solidaridad.

Para darle más énfasis al evento, Ford invita a personajes famosos para que apadrinen a los diferentes equipos, nombres del cine, la televisión y la radio que de forma totalmente altruista acuden al Jarama para formar una piña en torno a los más desprotegidos, como por ejemplo Rossy de Palma, Cayetano Martínez de Irujo, Oscar Higares, Santiago Segura, Alba Carrillo (la madrina de mi equipo), Ángel Expósito, Jesús Álvarez y un largo etcétera que estuvieron este año.

Volver a pilotar en el Jarama tras diez años sin hacerlo

Así pues, dispuesto a sentir la experiencia de unas 24 horas en el Jarama, circuito que tan bien conozco, y a pesar del ‘óxido’ acumulado durante tanto tiempo sin pilotar, me presenté en el trazado madrileño con la ilusión de un quinceañero y la experiencia de quien la vida es una vieja amistad, poniéndome a las órdenes de Iván Haro, el coordinador del equipo A La Par para conocer mis cuatro relevos de cincuenta minutos cada uno que me había asignado.

La figura del coordinador es esencial en esta carrera, con comunicación directa y permanente con el coche, él es el que lleva la estrategia del equipo, el que determina si hay que acelerar o bajar el ritmo para reducir el consumo, quien indica cuando hay que entrar para el cambio de piloto, repostar, cambiar gomas, etc. Hubo suerte con Haro, porque, además de hacer bien su cometido, resultó ser un tipo de fácil y agradable trato, siempre de buen humor así transcurrieran 24 horas sin apenas dormir. También el resto de los componentes del equipo era gente de iguales cualidades.

Mi primer contacto con el Fiesta ST de 200 caballos sería a las 2:37 de la madrugada, puesto que no había tenido la fortuna de realizar los entrenamientos por ser avisado de mi participación en la prueba a última hora y no poder adelantar el regreso de un viaje que estaba realizando. Hasta el momento de debutar en las 24 Horas Ford me dediqué a animar a los míos, a hacer fotos, a visitar a los rivales (colegas y amigos en su gran mayoría), ver su estrategia y disfrutar del ambientazo que se vivía en el Jarama. Y es que el evento de Ford, con todo su equipo humano al frente, es ejemplar en su montaje y desarrollo (ya lleva quince años haciéndolo, como digo al principio), acontecimiento gratuito para los aficionados que tienen a bien acudir al Jarama y que, además de la carrera, disfrutan de diversas exposiciones, una de ellas la gama más deportiva de la firma, presidiéndola el espectacular Ford GT. Las nuevas instalaciones del circuito contribuyen a la grandeza de esta prueba, con un comedor de exquisito menú para los participantes, un bar permanente, y dos salas con camas para el descanso de los y las pilotos.

El Fiesta ST protagonista de las 24 Horas Ford

Las 24 Horas Ford empezaron en realidad una semana antes con la Carrera Virtual 24 Horas Ford Continental, que se disputó en el perfil oficial de Facebook de Ford España, en el que cualquier persona podía pulsar la foto de la ONG de su elección. La más votada fue Apadema, con el apoyo del diario As, que se impuso con 3.371 puntos y se embolsó por lo tanto sus primeros mil euros.

El verdadero protagonista de las 24 Horas Ford es el coche. Si en 2017 fue el Fiesta, este año ha sido igual modelo, pero con las siglas deportivas ST, iniciales que lo hacen propicio para disfrutarlo en circuito, pues su potencial ‘racing’ es muy elevado. El modelo elegido debe ser, además, muy fiable, pues el trato que sufre es muy exigente, ya que hay que conseguir bajar el consumo al máximo, pero al mismo tiempo pilotarlo lo más rápido posible. Digamos que las 24 Horas Ford es el arte de correr mucho, gastando poco y el coche debe estar a la altura y ¡vaya si el Fiesta ST lo estuvo!

Cuando llegué al Jarama, me puse el mono entregado por la organización y no me lo quité hasta la tarde/noche del día siguiente, ya en casa, había que estar preparado para cualquier circunstancia. Listo, preparado e ilusionado, a las 2:30 de la madrugada estaba en el ‘pit lane’ a punto de subir al coche. Vamos segundos en la clasificación. Ya con el casco puesto, espero la llegada de mi compañero frente al ‘box’. ¡Ahí está el Fiesta ST número 8! Se detiene a mi lado, baja raudo y veloz y me subo con igual celeridad. Lo primero que noto es lo caliente que está todo: el asiento, el volante, la temperatura del interior… El Fiesta tiene un magnífico climatizador, pero para la carrera no existe, so pena de elevar el consumo, cuyos dígitos se muestran implacables en la parte superior izquierda del cuadro de instrumentos. Avanzo por el ‘pit lane’ y mientras lo hago, a 40 km/h (¡ni uno más!), regulo el asiento y el volante. A mitad de circuito ya me siento a gusto y empiezo a rodar con regularidad dentro de los parámetros de consumo que me pide Iván. Intento bajar tiempos, pero la gasolina enseguida hace lo propio, pero en sentido contrario. Vueltas y vueltas cambiando a menos de tres mil vueltas. A pesar de la noche, la visibilidad es buena y sólo resulta deficiente el vértice de la curva cuando te ‘tiras’ para encarar la bajada de Bugatti, maniobra que se convierte en un acto de fe la primera vez que la realizas, pues las siguientes ya sabes cómo hacerlo. Rectas y curvas a ‘vela’ (en punto muerto) para reducir al máximo la bajada de la aguja del combustible. Se trata de tomar los giros a igual velocidad que las rectas. Mantengo el tiempo, 2:30 por vuelta. A los 30 minutos de pilotar, rompo a sudar, empañándose el parabrisas, obligándome a abrir la ventanilla apenas un centímetro, cerrándola en cuanto desaparece el vaho. Sigo disfrutando, adelantando a los rivales que voy alcanzando, cuando oigo la voz de Iván que me dice que en la próxima vuelta entre para ceder el volante al siguiente ‘compa’. ¡Qué pena, ahora que me sentía Fernando Alonso!

Concluye mi debut en las 24 Horas Ford con el primer turno en la carrera, el equipo sigue segundo y decido irme a dormir un poco hasta que vuelva a coger el volante del Fiesta ST, que será a las 6:15 horas. ¡Mi gozo en un pozo!, porque el ‘dormitorio’ está hasta la bandera, así que opto por descansar (es un decir) en uno de los varios ‘puffs’ que hay en el bóxer de recepción, con más luz que la Feria de Sevilla. Qué cierto es eso de que cuando se tiene sueño, cualquier lugar es bueno, ¡incluso el suelo!, pillándome de esa guisa Jorge Brichette, gran fotógrafo y amigo.

El consumo de gasolina, espada de Damocles de las 24 Horas

Me despierto apenas una hora después, me lavo la cara y vuelvo al box para subirme al Ford por segunda vez. Cuando lo hago, hemos bajado una posición, terceros, pero muy cerquita del segundo. Inicio mi tanda. De nuevo noto la elevada temperatura del habitáculo, pero enseguida me habitúo al hábitat. Sin embargo, el coche sigue funcionando a la perfección, no muestra desfallecimiento alguno, el motor continúa proporcionando rapidez y fiabilidad, los frenos no muestran fatiga alguna y la estabilidad es sensacional. Voy más rápido que en mi debut (2:20 minutos por vuelta) y, a pesar de ello, el consumo es menor, sobre los 9 litros y pico (“Ya puedo hacer el taxi”, digo bromeando). No obstante, Iván me recuerda que no debo animarme, el gasto de gasolina, espada de Damocles de esta competición, es prioritario para que no nos quedemos sin el ‘oro negro’ de 98 octanos. Subiendo la rampa Pegaso me doy cuenta de que está amaneciendo y un escalofrío de emoción me recorre el cuerpo: “Menudo privilegio -me digo-, pilotando en mi escenario favorito y viendo como levanta el día, impresionante”. A poco de terminar el turno, oigo un ruido delante en el lado izquierdo que me indica que el neumático de ese costado se está deshaciendo. Doy cuenta a Iván de la situación, dándome la orden de entrar en el box para cambiar las dos ruedas delanteras.

Meto el ST en el garaje. Apenas bajarme del coche ya lo han elevado con el gato para el cambio de ruedas. Efectivamente, la izquierda está en los alambres, la mayoría de las curvas del Jarama giran a la derecha, por lo que el neumático opuesto es el que más sufre el desgaste de tan dura prueba. Hemos subido un puesto, recuperando de nuevo la segunda plaza. Si seguimos con esta regularidad, podemos aspirar al podio. Me voy a desayunar, que a las 10:00 debo volver a pilotar.

Son las 10 de la mañana y estoy a punto de subirme al Ford Fiesta por tercera vez. Es curioso cómo, a pesar de los años, el gusanillo sigue corriendo por el estómago. Luego, en cuanto ruedo con el coche, los nervios desaparecen. No hace mucho calor todavía y aunque el interior del ST está ‘que arde’, tardo más tiempo en empezar a sudar. Días después publicamos en QuintaMarcha.com un artículo sobre los efectos de conducir con un habitáculo muy caluroso que asegura que manejar con una temperatura interior de 35º hace que el conductor reaccione un 20% más lento que otro que circula a 25º. Asegura también que el efecto es similar a conducir bajo una tasa de alcoholemia cercana a 0,5 gr/l en sangre. Por lo tanto, es importante mantener bien fresco y ventilado el habitáculo, ¡cuando se puede!, añado, puesen las 24 Horas Ford -y en cualquier competición en circuito- eso es imposible, salvo que te sea indiferente luchar por los puestos de cabeza. Lo cierto es que, cuando estoy en pleno pilotaje, apenas soy consciente del calor que hace en el ST porque la abstracción ante tan emocionante actividad relega a un segundo plano todo lo demás. Y puedo asegurar y aseguro que mis sensaciones y reacciones al volante son totalmente opuestas a las que se tiene cuando se conduce bajo tasa de alcohol alguna.

Una penalización de dos vueltas nos apea del podio

Iván me comunica que puedo subir el ritmo, pero “sin pasarte” (una de cal y otra de arena), por lo que acelero el ritmo un poco. Me asombra la paliza que lleva el coche y lo bien que sigue funcionando. Muestra igual efectividad que horas antes y yo me he quitado el ‘óxido’ de encima tras tanto tiempo sin pilotar, encontrándome realmente a gusto. A falta de quince minutos para entregar el coche al siguiente piloto, empiezo a sudar. El calor en la cabina aumenta, calculando que habrá cerca de 40º. Pero no me preocupa, yo a lo mío. Dejo el coche al ‘compa’, que monta en él tan pronto salgo yo. Todo sigue igual, vamos segundos, aunque por poco tiempo, pues la dicha se acabará por un exceso de velocidad.

En efecto, mi compañero hace la salida del ‘pit lane’ un kilómetro por encima de la velocidad permitida, 41 km/h, penalizándonos con dos vueltas, pasando del segundo lugar al cuarto. Rezaremos para que los dioses nos permitan subir al podio, aunque la empresa se me antoja muy difícil, pues los tres primeros han demostrado una gran regularidad.

A las 13:30 horas hago mi última tanda, la cuarta, me quedan 50 minutos para disfrutar, para despedirme de tan fantástica experiencia e intentar, mientras Iván no me ‘reprima’, hacer alguna vuelta exprimiendo el potencial del maquinón que conduzco y tratar de restar distancia a los de delante. Esta es, sin dudarlo, una de las peores horas, pues el calor es muy elevado y el habitáculo, al entrar, me lo ha recordado. En el interior la temperatura debe superar los 40º, pero, al igual que en las tres veces anteriores, en cuanto estoy en la pista, no siento ‘la caló’.

Empiezo a pisar ‘la chancleta’, subiendo las revoluciones a casi 4.000 vueltas y suprimiendo la conducción a vela en algunos tramos. Hago un 2:10 -la vuelta más rápida del equipo-, pero como los tiempos se reflejan al instante en la pantalla que Iván tiene frente a él (hay una en cada ‘box’ que controla el coordinador), no tarda en preguntarme: “¿Cómo va el consumo?”, “Once y poco”, le respondo, “¡Baja a diez litros!”. “¡Se jodió!”, me digo para mis adentros. Sitúo el crono entonces sobre los 2:14, y sigo gozando del pilotaje del Ford Fiesta ST que no se queja lo más mínimo.

Bien está lo que bien acaba

Paso el volante del Ford Fiesta número 8 al siguiente compañero. Cuando llego al ‘box’ un grupo de personas de la asociación A La Par que han venido a animar ‘a su equipo’ las últimas horas de la carrera me vitorean como si de un campeón se tratara. Yo, al igual que el resto del ‘team’, lamento no poderles subir al podio, pero las dos vueltas de penalización lo impiden. Los nueve mil euros de premio por el cuarto puesto son para ellos, que lo agradecen con sonrisas y abrazos, al igual que María Satrústegui, directora de Comunicación de la entidad.

A las 17:30 horas se da el banderazo de llegada de las 24 Horas Ford, confirmándose finalmente nuestra cuarta posición (los dioses no nos han hecho el más mínimo caso), tras dar 559 vueltas al circuito del Jarama, y hacerlo por detrás de la Fundación Elena Barraquer, ganadora de esta XV edición, de Envera, segunda, y, cerrando el podio, Aspadir (ver clasificación).

Tras la bonita y entrañable entrega de premios, me vuelvo para casa con la satisfacción de haber participado en un gran evento. Por una parte, he vuelto a sentir el efecto adictivo de la competición y lo he hecho durante un día entero. He disfrutado con el pilotaje de un gran coche ‘deportivo’, el Ford Fiesta ST, que ha cubierto los más de dos mil kilómetros sin la más mínima pega, arrojando uno datos de consumo muy ajustados y siempre con un nivel de estabilidad y agrado de uso sensacional. Y he participado en un acto fraternal. Como dijo Cristina del Rey al finalizar el acto de las 24 Horas Ford, esta es una carrera solidaria que muestra la responsabilidad corporativa del fabricante norteamericano y “que va con el ADN de nuestra marca. Henry Ford, nuestro fundador, decía que había que devolver a la sociedad lo que la sociedad nos daba y creemos en ello”. Me uno a ese credo de Ford y me reconforta pensar que algo he aportado a la sociedad en las fantásticas 24 Horas. Gracias Ford.

Top Cinco de la XV Edición de las 24 Horas Ford

1. – Ford Fiesta ST nº 5 – Coches/Alta Gama/Love/Cosas de Coches – Fundación Elena Barraquer – 563 vueltas. Premio: 30.000 euros. Equipo: Rossy de Palma, Ramón Arangüena, Ernesto Nava, Juan Pablo Esteban, Martín Gabilondo, Álvaro Baigorri, Josep Camós, Ramiro Mansanet, José Vilar, Miguel Ángel González. Coordinador: Marc Gutiérrez.

2. – Ford Fiesta ST nº 7 – es– ENVERA – 563 vueltas. Premio: 20.000 euros. Equipo: Ángel Expósito Mora, Jesús Álvarez, Ángel Sans, Dani Cuadrado, Lorenzo Alcocer, Manuel Juliá, Alberto Montoya, Mario González, Manuel Torres, Octavio Morillas. Coordinador: Isaac Guillén.

3.- Ford Fiesta ST nº 3 – Autofácil – Aspadir – 562 vueltas. Premio: 10.000 euros. Equipo: Enrique Arce, Flowstreet, Pedro Luis Pedrón, Eduardo Alonso, Juan Hernández, Alberto Giménez, Antonio Rodríguez Vaquerizo, Ruth Candela, Gregorio Martínez, Alejandro Villaverde. Coordinador: Alfonso Peralvo.

4. – Ford Fiesta ST nº 8 – coches.net– Fundación A la Par – 559 vueltas. Premio: 9.000 euros. Equipo: Alba Carrillo, Carmelo Sanz de Barros, José Mª Alegre, Joan Dalmau, Román Campa, José Grueso, Pedro Martín, Miguel Ángel Linares, Fran Tejero, Fernando Acebrón. Coordinador: Iván Haro.

5. – Ford Fiesta ST nº 10 – ABC – Fundación Juegaterapia – 559 vueltas. Premio: 8.000 euros. Equipo: Blas Cantó, Tamar Novas, Ana García Lozano, Javier Obón, Aitor Santos, Eduardo Rivas, Noelia Seoane, Julián Corrales, Christian García, Ander Aramburu, Alberto de Luis. Coordinador: Joan Mussull.

Etiquetas: ford

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