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BMW C 600 Sport y C 650 GT, las nuevas referencias de los maxiescúter

BMW C 600 Sport y BMW C 650 GT

Hace tiempo que BMW Motorrad viene revolucionando el mundo de las dos ruedas con nuevos modelos que le han llevado a liderar 16 mercados mundiales. Ahora, se lanza a conquistar el segmento de los maxiescúter con dos atractivos modelos cuyas innovaciones los sitúan como referencias. Y están en precio.

Desde octubre de 2010, cuando BMW Motorrad presentó en Milán el Concept C, prototipo que mostraba las líneas maestras de lo que serían sus maxiescúter, muchos ríos de tinta ha provocado el desembarco de la marca en tan representativo segmento. La incógnita era saber cómo serían, tanto estética, como, sobre todo, dinámicamente, pues las dos creaciones suponían el estreno de la firma germana en el exclusivo sector de los escúteres de gran potencia. Sin embargo, después de que en los últimos años el fabricante alemán haya renovado su gama, con nuevos y exitosos productos en categorías hasta ahora inéditas para él y, sobre todo, con la aparición de la S 1000 RR, superdeportiva que ha arrasado a la competencia japonesa, el mercado de las dos ruedas estaba expectante, confiando en que algo especial, diferente y único iba a llegar. Ahora, tres años después de iniciado el proyecto, los BMW C 600 Sport y C 650 GT son una realidad. Y no han defraudado. Porque ambos modelos, el deportivo y el gran turismo, ofrecen lo que de ellos se esperaba, diseño moderno y actual, estética atractiva, innovaciones tecnológicas, calidad, agilidad y magnífico comportamiento, tanto en ciudad como en carretera.

C 600 Sport: cautivador
El más atractivo de los dos es, sin duda, el C 600 Sport. Me recuerda mucho al Yamaha T-Max, no en vano ha sido la referencia para su creación. Pero no me evoca tanto al modelo actual, el de 2012, sino al de 2007 (megaescúter que disfruté durante tres años al ser un feliz poseedor), más atractivo, para mi gusto, que el de 2009, y, sobre todo, que el actual, el nuevo 530, cuyas líneas afiladas le acercan más a un producto coreano que japonés.

El Sport de BMW Motorrad es un maxiescúter estilizado, largo y bajo (distorsión óptica que han buscado los diseñadores germanos para conseguir una gran plasticidad), bello y llamativo. Su frontal, con los dos faros inclinados, con luces de led diurnas, sobre fondo negro, le dan un plus de agresividad que no pasa desapercibido. Sobre ellos, la pantalla, que se gradúa en altura manualmente en tres posiciones, ofreciendo al conductor una protección ad-hoc, dependiendo de las circunstancias climatológicas.

La carrocería, escueta pero suficiente, en un atrayente color azul eléctrico mate que lucía la unidad de pruebas, realza más el conjunto. Los intermitentes van colocados en los laterales, a la altura de las rodillas. Sobre la rueda delantera, de 15”, al igual que la trasera, el bonito guardabarros, cuyo diseño mantiene la estética del frontal. La parte central, con el escudo, el puente y las plataformas donde se aparcan los pies, están acabados en los colores negro y gris mate. La carrocería prosigue en el colín, que acaba con dos prácticas asas a cada lado y el piloto de leds, ubicado sobre tres soportes a modo de brazos que se unen para sujetar la matrícula.

Hecho a medida
Sobre la Sport, uno se encuentra como si se la hubieran hecho a medida, pues cae a la perfección, resultando muy cómoda, con un asiento que dispone de un pequeño resalte, que hace las veces de respaldo para el piloto, elevándose en su continuidad para que encuentre acomodo el acompañante. La posición al manillar es muy buena y con el paso de los kilómetros el cuerpo lo agradece. Es tan óptimo el confort del C, que invita a hacer muchos kilómetros, a viajar, ¡con un maxiescúter!

En parado, sobre todo al moverlo, se notan los 249 kilos que pesa, manejándose con relativa facilidad debido al equilibrado reparto de masas. Eso en parado, repito, porque en el tráfico urbano, rodando entre coches, sorteando la interminable serpiente de los cuatro ruedas que se forman en las grandes ciudades, es tremendamente ágil. Eso se debe, primero, a su contenido volumen. Efectivamente, el C 600 Sport tiene un conjunto muy comedido, ideal para colarte en los atascos, retrovisores incluidos. La posición adelantada con la que se conduce el Sport, y el manillar bajo y estrecho, también tienen mucho que ver con su dinamismo, dominando más fácilmente el tren delantero.

El tercer punto al que agradecer la soltura de movimientos del BMW es su excelente altura, gracias al estrecho sillín en la parte en que se estiran las piernas para poner los pies en el suelo y la estrecha carrocería (perfecto para tocar tierra a partir de 1,75 metros de altura). Todas estas virtudes se aderezan con algo importantísimo, como es la potencia, que acorta las transiciones en los momentos comprometidos cuando nos encomendamos a ella para salir de semejantes situaciones con un toque de gas. Tanto la Sport como la GT llevan transmisión por variador continuo y embrague automático centrífugo, cuyo tacto es perfecto en carretera y más progresivo en ciudad.

Los más potentes
Llegado a este punto, debo decir que los 60 CV de los C (ambos modelos tienen igual potencia y respuesta), cuyo motor bicilíndrico, de 4 tiempos, con refrigeración líquida, cubica 647 cc, son una pasada, hasta el punto de que Yamaha, con los 17 CV menos que ofrece su nueva T-Max, debe andar seriamente preocupada. Porque, si nos dan a elegir entre dos escúteres, moderno y actual el uno, y el otro, líder del segmento, pero con algunos años encima; el primero, con más capacidad bajo el asiento, cerca de 20 caballos más en sus entrañas, igual precio que el segundo y el logotipo de la hélice en la carrocería, ¿cuál eliges?

Me he ido con el Sport porque su concepción deportiva me atrae más que el GT, pero ambos son básicamente iguales en motor, transmisión y chasis. Cambian en la estética, con una carrocería más contundente el GT, que también lo hacen más voluminoso. Dispone de asiento con apoyo lumbar para el conductor; los pies de los usuarios descansan en la plataforma, mientras que en el Sport el paquete lo hace sobre estriberas. La instrumentación es más completa, con ordenador de a bordo, utilísimo y de serie, pantalla eléctrica, doble faro delantero Multiconvex, intermitentes de leds situados en los retrovisores, etc. Eso también se traduce en más dinero (350 euros), peso, 261 kilos, y en unas maniobras ciudadanas más cautelosas. Sus diferencias también se perciben en la posición de conducción, más baja y con mayor protección aerodinámica el GT. Pero, dinámicamente, el comportamiento es tan modélico como el de su hermano.

Gran equipamiento
La instrumentación de los dos está dominada por el gran velocímetro redondo analógico, el ordenador de a bordo, digital, con un sinfín de datos, y el cuentavueltas, también digital, pero excesivamente pequeño. Los mandos de los puños son impecables. En la parte interior del escudo, ambos modelos tienen guanteras, con cierre la de la izquierda y toma de corriente. Bajo el asiento, dos amplios cofres. En el del GT, tapizado y con luz de cortesía, caben dos cascos integrales perfectamente. El del Sport es singular e ingenioso. Para que tenga tanta capacidad como el anterior, BMW ha patentado el sistema Flexcase. Mediante un botón, y sólo cuando hemos estacionado, se amplía la capacidad al bajar el fondo, permitiendo colocar un segundo casco integral. Un invento sencillo y práctico.

Otra aportación de BMW Motorrad es el freno en parado de los dos megaescúteres, que quedan inmovilizados al poner la pata de cabra, pudiéndolos estacionar en alguna cuesta o rampa sin temor a que se caigan. También llevan caballete central, pero ponerlos es más una cuestión de fuerza que de maña.

Polivalencia: ciudad y carretera
Después de cansarme de dar explicaciones a los muchos curiosos que se interesan por mi llamativo maxiescúter, mi C 600 Sport está cansado de circular por la gran urbe y me pide acción. Y es cierto que el C adora las curvas, porque su perfecto chasis, con estructura tubular de acero y aluminio, suspensión delantera de horquilla invertida con barras de 40 mm y monoamortiguador trasero horizontal regulable y perfecto reparto de masas, permiten tumbar con pasmoso aplomo y seguridad. A medida que trazo, me siento cada vez más a gusto en el Sport, cuya rigidez de suspensión es mayor que el GT. Tumbo como si de una moto se tratara, inclinando lo indecible y sin rozar el asfalto en ninguno de los dos lados, sólo el caballete en la parte izquierda en algún bache. Recuerdo que mi T-Max inclinaba mucho, hasta que empezaba tocar, dejando entonces de seguir jugando con la gravedad; pero, ¿el Sport, cuándo te avisa?

En las muchas curvas que tracé, a velocidades endiabladas, el C 600 S no mostró interés alguno por descabalgarme, confiándome cada vez más, disfrutando como hacía tiempo no sucedía con un maxiscooter, pues aborda los giros con una seguridad admirable.

Luego, mirando al Sport de reojo, me subo en el GT, y también es mucha la seguridad que transmite en carretera de montaña. Es más voluminoso, confortable y turístico, un estilo menos próximo al mío. Pero, dinámicamente, poco tiene que envidiar al Sport. Es más pesado, algo más blando y acusa el viento lateral, seguramente por la mayor superficie de la carrocería.

También en ciudad se mueve con menos soltura que el anterior, debido a su anchura, pero lejos de la urbe, en tramos serpenteantes, no se queda atrás y en recta zumba igual que la otra. Los dos alcanzan 180 km/h como una exhalación, como si fueran misiles, debiéndote agarrar al manillar para sujetarte. Curiosamente, mientras que el Sport cortó a esa velocidad, 175 km/h reales según el GPS, el GT, a esa velocidad, siguió empujando. Lo mejor, sin duda, fue que ambos modelos no mostraron la más mínima debilidad, ni movimiento alguno, ni cabecearon ni les tembló la dirección, iban como una vela, sumisos a los designios del piloto, un servidor.

Argumentos para convencer
¿Y qué tal los frenos? Los C llevan un buen equipo: dos discos delanteros de 270 mm y pinzas de dos pistones y un tercero de iguales características, detrás, y ABS de serie. Los frenos bien, ciertamente, sobre todo en el tren delantero, actuando con fuerza y efectividad. El trasero, en ambos vehículos, me pareció algo esponjoso y menos efectivo.

Estamos, pues, ante dos megaescúteres que darán muchas satisfacciones a la marca y a sus propietarios, pues tienen argumentos para hacerlo, revolucionando el segmento. Primero, por su polivalencia, pues se manejan por la ciudad como lo que son, escúteres, pero luego, llegado el fin de semana o el período vacacional, se prestan a viajar con seguridad y divertimento. Son dos vehículos en uno, ideales para quienes necesitan circular por ambos hábitats, pero que no pueden o quieren comprarse una moto para cada cada uno de ellos. Son ágiles en ciudad y divertidos y seguros en carretera. Se manejan bien, les sobra potencia (de hecho, si excluimos el Gilera GP 800, un auténtico mega de gran premio como bien indican sus siglas, los C de BMW son los más potentes del mercado) y argumentos a favor para convencer. Cuentan, además, y como es habitual en la marca, con una larga una lista de opciones para equiparlos a nuestro gusto y la garantía BMW Motorrad. Los precios no son baladíes, pero están en consonancia con la competencia: 10.900 euros el C 600 Sport y 11.250 euros el C 650 GT.

José Mª Alegre

Motor BMW fabricado por Kymco

El motor de los C de BMW Motorrad es de dos cilindros en línea, inclinados 70 grados hacia delante, de 647 cc, 8 válvulas, doble árbol de levas, con dos ejes de equilibrado e inyección electrónica, y tiene una potencia de 60 CV. Refrigerado mediante líquido, su peso es de 81 kilos. Totalmente nuevo, el propulsor está diseñado por el constructor alemán, pero lo fabrica Kymco, todo un experto en este tipo de vehículos. Con caja de transmisión CVT, ésta es por variador continuo. O sea, sin marchas. Le das al puño y te olvidas de cambiar.

El sonido no es tan personal como el del T-Max, el competidor más directo del C 600 Sport, que emite un soniquete exclusivo y muy agradable, además de reconocible. Es cierto que el Yamaha utiliza un escape mucho más voluminoso que el BMW, que es del tipo petaca. Una de las posibilidades con las que cuenta el Sport es ponerle en origen un Akrapovic, con el que, seguro, solventamos el tema.

 

R 1200 RT y Yamaha T-Max para dos proyectos BMW en tres años

Hace tres años que BMW Motorrad empezó a preparar su desembarco en el segmento de los maxiescúter. Pero, curiosamente, de los dos modelos ahora presentados, el C 600 Sport y el C 650 GT, fue el segundo la chispa que los inició y el otro el primero en mostrarlo al mundo. BMW Motorrad pensó trasladar la filosofía de la R 1200 RT al concepto escúter. Según eso, el GT debía ser un modelo poderoso, cómodo y eficaz, capaz de desplazarse por la ciudad con agilidad y de viajar ofreciendo confort y capacidad a sus usuarios. En esas estaban, cuando los responsables de la marca, en un intento por rentabilizar el proyecto,  pensaron que se podía crear un segundo modelo que compitiera con el máximo exponente del segmento, el líder T-Max de Yamaha, máquina que BMW Motorrad tomó como referencia para diseñar su Sport, como así reconoció su presidente, Hendrik von Kuenheim, en una entrevista a BmwRidersNewsletter.es (ver http://www.bmwridersnewsletter.es/BMW/?p=3660) en septiembre pasado. De ese proyecto conjunto nació el Concept C, prototipo que visualizaba los trazos del Sport y que fue presentado en el Salón de Milán, en octubre de 2010, escenario elegido para exhibir lo que el constructor teutón estaba cociendo. Luego, hizo lo mismo, mostrarlo de nuevo, en esta ocasión en el Salón de Barcelona, en junio del año pasado. El Concept C también estuvo en la concentración anual de BMW Motorrad, el EBMWRiders11, en Formigal, en septiembre pasado y fue un mes después, otra vez en Milán, donde BMW descubrió al mundo sus dos nuevas creaciones, los nuevos C. Con ellos, el fabricante germano se introduce en el exclusivo sector de los grandes escúteres, aumentando así la oferta de su gama que ocupa ya, prácticamente, todos los segmentos de las dos ruedas.

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