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BMW C Evolution, el maxiescúter eléctrico que recargas en el enchufe de casa por 1,5 euros

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El C Evolution es un maxiescúter sorprendente, pues su comportamiento y sensaciones son las mismas que el de combustión. La diferencia del BMW eléctrico es su silencioso rodar, no contamina, tiene unas prestaciones espectaculares y se recarga en casa como si de un electrodoméstico se tratara y por sólo 1,5 euros.

¿Te imaginas tener la gasolinera en casa? Con el maxiescúter de BMW eso es posible. Si cambiamos la gasolina por la corriente eléctrica, el enchufe de casa, el mismo que utilizamos para el microondas, la cafetera o el secador del pelo, es nuestra estación de servicio particular. Esta es, sin duda, la mayor ventaja del C Evolution, la de pasar de la gasolinera sabiendo que no la necesitas.

Cien kilómetros por sólo 1,5 euros

Llegas por la noche de trabajar, extraes el cargador del cofre situado bajo el asiento del pasajero, lo enchufas a la red durante 4 horas, a 12 amperios (3 horas con el cargador BMW ultra rápido) y por la mañana tienes recargada la batería de iones de litio y el maxiescúter listo para recorrer 100 kilómetros por sólo 1,5 euros; mientras que para hacer igual distancia con uno convencional, el C 600 Sport, por ejemplo, debemos repostar 6,5 euros en gasolina.

Pero lo mejor está por venir, porque la conducción del BMW no deja indiferente. Primero, porque al ponerlo en marcha el silencio sigue imperando y también al acelerar, ¡y cómo acelera! Después, porque a pesar de su discreción acústica, produce las mismas sensaciones que cualquier moto con propulsor térmico: aceleración, equilibrio y aire en la cara. La diferencia del maxiescúter es que todo lo que hace, su excelente rodar, su magnífico comportamiento, sus increíbles prestaciones y la  satisfacción que produce conducirlo, lo hace, repito, en silencio, como nuestra sonrisa cada vez que pasamos por delante de una gasolinera.

Cuatro modos de conducción

El C Evolution sigue la estética de sus hermanos mayores, los C 650 GT y Sport, si bien tiene más de este último que del anterior, por lo que su seducción deportiva es considerable, contribuyendo a ella la atractiva combinación de colores que luce, blanco Luminoso y verde Eléctrico.

Cuenta con caballete central y pata lateral que al desplegarla ejerce además de freno de estacionamiento, pudiéndolo dejar en una cuesta sin temor a no encontrarlo a la vuelta, salvo que alguien se haya encaprichado de él.

La primera reacción que produce el BMW al iniciar la marcha es de sorpresa,  pues a los pocos metros comprobamos que su funcionamiento y comportamiento son magníficos, produciéndonos las mismas sensaciones que una moto, pero, como digo al principio, sin ruido o, para ser más exactos, con un ligero silbido.

Una espléndida pantalla TFT de color nos informa del funcionamiento del C Evolution. El cuadro digital nos dice el consumo de potencia en kW, el gasto promedio y total en kW/h, el nivel de carga de la batería, la velocidad total, los kilómetros recorridos, así como la autonomía restante en kilómetros. En el centro, los cuatro modos de conducción: EcoPro, el más económico (y el de mayor recuperación de energía); Sail, o ‘navegación  vela’, ideal para las autovías del extrarradio por su ausencia de retención; Road, el más parecido a un motor térmico y Dynamic, cuyas aceleraciones superan a cualquiera de los maxiscooter del mercado, aunque también es la opción de mayor consumo.

El maxiescúter es suave, deslizándose sin ruido ni vibraciones, pero su respuesta es directa e inmediata, pues el acelerador es preciso y rápido, igual que la entrega de potencia, que se produce desde el mismo momento en que aceleramos. Automático, como todos los C de la marca, su funcionamiento es brillante.

Emoción, dinamismo y libertad

El BMW atrae al verlo, pero es mayor la seducción que produce conducirlo. Resulta curioso la satisfacción que se siente al saber que te desplazas sin contaminar. Su silencioso movimiento permanece igualmente cuando roscamos el puño derecho, acelerando de forma lineal y constante, sin cortes como ocurre en los motores de explosión. Sus reacciones son las propias de una moto, transmitiendo emoción, dinamismo y libertad. Se mueve con soltura y agilidad, inclinando en las curvas con aplomo, demostrando que es un vehículo ideal para la ciudad, pero con el que, además, nos divertimos conduciéndolo. Y todo ello ahorrándonos un buen dinero en combustible.

Para sacar el mayor rendimiento del motor eléctrico, el modo EcoPro es el ideal para callejear, ya que es el más económico de los cuatro. Con él, si somos comedidos al roscar y procuramos desacelerar (al acercarnos a un semáforo en rojo, en una cuesta, en las reducciones del tráfico, etc.), antes que frenar (que será el último y obligado recurso), recuperamos energía, recargando la batería y pudiendo superar los 100 km de autonomía en 20 más.

Mil quinientos euros de ahorro al año

Para ello contamos con el magnífico cuadro, que nos informa en todo momento de la situación. Una escala situada en el centro del mismo, se ilumina a un lado u otro, según sumemos o restemos carga dependiendo de nuestra muñeca derecha, gráfico sumamente útil para nuestro propósito. De esta forma, los acelerones restan autonomía, mientras que la suavidad tiene premio aumentándola. De esta forma y gracias a la precisa información del display, nos convertimos enseguida en unos expertos en la conducción eficiente.

El modo opuesto al EcoPro, es el Dynamic, el más rápido, con el que sacamos todas las prestaciones del motor de 48 Cv. Al entregar el par de forma instantánea (72 Nm, comparable al de un escúter de 750 cc), las salidas del C Evolution resultan fulgurantes. Con una aceleración de 0 a 50 km/h en apenas 2,7 segundos, la sensación de velocidad es tan radical que en los primeros 200 metros es más rápido que cualquiera de los escúteres que hay en el mercado e incluso que muchas motos. Tan elevadas prestaciones son a costa de energía, reduciendo considerablemente la autonomía, pero la rapidez y velocidad son extraordinarias.

Y si el dinamismo y la rapidez del C Evolution son bazas que favorecen su elección, su economía es, sin duda, la principal de ellas. Si, como hemos dicho anteriormente, para recorrer los 100 kilómetros de autonomía que tiene debemos desembolsar 1,5 euros, que es lo que nos cuesta una recarga, y para hacer igual distancia en el C 600 Sport tenemos que desembolsar 6,5 euros en gasolina, ¿cuánto ahorramos al año suponiendo que hagamos diariamente ese centenar de kilómetros para ir al trabajo? Pues sobre unos 1.500 euros, que es la diferencia entre los 1.800 euros del de gasolina/año y los 360 euros en electricidad/año del C Evolution. ¡Una pasta!

Por otra parte, el modelo eléctrico, por serlo, necesita bastante menos mantenimiento que el de combustión, menor desgaste que se traduce en ahorro de tiempo y dinero.

Con el carné de coche y ventajas fiscales

Aparte de las citadas, el BMW goza de otras prebendas. Una de ellas es que se puede conducir con el carné de coche, ya que su potencia nominal declarada es de 15 CV, si bien la máxima (también llamada de pico) es de 48 CV. Goza también de las ayudas a la compra del Plan Movele y PIMA Aire 3, a las que hay que sumar las subvenciones de algunas comunidades autónomas, como el País Vasco, o la bonificación del impuesto de  Circulación.

Otro de los beneficios es que puede circular por el centro de las ciudades que han sido blindadas al tráfico rodado y también por aquellas zonas restringidas que, como Madrid, no permite el acceso a los vehículos de cuatro ruedas.

En resumen, el BMW C Evolution tiene más pros que contras. Entre los primeros, su gran practicidad y diversión sin molestar a nadie, pues no agrede los tímpanos de ser humano alguno, ni los pulmones, hasta el punto de que si no se repara en él, pasa totalmente desapercibido (pero si lo ven, entonces se quedan con la boca abierta, fusilándote a preguntas cuando te detienes en un semáforo). Es barato de mantener y más todavía de funcionar: 1,5 euros. Y va de maravilla.

La parte contraria se pueden resumir básicamente en dos, el precio de compra, 15.350 euros, y la autonomía, entre 100 y 120 kilómetros. Como dice la leyenda de una de las magníficas fotos que publicamos, “La perfección no existe. Aún así hay que buscarla”. Y es cierto que el BMW C Evolution no es perfecto, pero le falta muy poco para serlo.

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