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Piaggio Beverly 300 ie: Dominando la ciudad

Piaggio Beverly 300 ie (frontal)

La Piaggio Beverly 300 ie es una escúter de rueda alta que se lanzó a primeros de la anterior década para competir con la reina Scoopy de Honda, la inventora de este nuevo segmento de llanta de 16 pulgadas.

La actual Beverly es una nueva evolución, muy acertada, que te permite dominar la ciudad. Siempre he defendido que para circular por la urbe has de llevar una moto o escúter, lo mismo da, que te iguale en rapidez a los coches, pues, de no ser así, en las vías rápidas, ya sea la Castellana en Madrid, la Diagonal en Barcelona, o cualquier otra avenida, las pasadas que te hacen los coches te ponen los congojos por corbata; y no digamos cuando se circula por las autovías de circunvalación, entonces el peligro es mayor si vas con un escúter claramente inferior en aceleración a los automóviles, adelantándote entonces por encima. Según esto, la Beverly es la moto ideal para esos menesteres por todas las virtudes que describo a continuación.
El modelo que nos ocupa de Piaggio, el principal fabricante de escúteres en Europa, ha plasmado en esta creación un producto bonito, bueno y lujoso, con detalles tales como las luces de leds, apertura eléctrica del asiento, etc, además de mucho y acertado cromado.
La estética es de indudable buen gusto, con elementos que combinan la modernidad de un producto actual, como el doble faro delantero, con toques algo retro, como por ejemplo el escudo frontal, que recuerda a una Vespa de épocas pasadas, o los laterales, con la línea en ‘ese’ que sube desde el piso hasta llegar al piloto trasero. Las preciosas llantas de 20 radios contribuyen a este estilismo, que engancha y hace sentirse satisfecho de lo que ves, pues la moto atrae y, al probarla, convence. Es cierto que hay que soltar un buen dinero para tenerla en tu garaje; sin embargo, todo lo que dan por ella es de calidad y merece la pena.

El exterior
Con cerca de trescientas mil unidades vendidas desde su aparición, en 2001, la Beverly está plagada de detalles de buen gusto y, sobre todo, prácticos. Ya he citado los numerosos y acertados cromados, la suave línea de la carrocería, con curvas sugerentes. Dispone de una amplia guantera situada en la parte interior del escudo frontal, frente a las piernas, hueco que se abre presionando la llave de contacto. Al levantar el asiento, de apertura eléctrica como he dicho antes (por si te quedaras sin batería, el fabricante italiano ha pensado en todo, en este caso en una palanca manual que te permite levantarlo sin problemas), con sólo pulsar un botón que hay en el manillar, se accede a un espacio muy conseguido. Es tal la capacidad, que admite dos cascos, un integral y otro semi, toda una conquista para un escúter de rueda alta. Y si necesitas más, Piaggio te ofrece dos top case, de 36 y 48 litros, respectivamente, que se colocan sobre la parrilla trasera pensada al efecto.
Sobre el manillar, tres claros y efectivos relojes, con el velocímetro en el centro, combustible y luces en el de la izquierda, y temperatura en el opuesto, nos informan del estado vital de la máquina. Éstos, van protegidos por una pequeña, pequeñísima visera, que no pantalla –de lo escueta que es-, que apenas nos protegerá de las inclemencias climatológicas, insectos y demás elementos nocivos para el motorista. Piaggio nos venderá la pantalla preceptiva y necesaria para resguardarnos de los imprevistos, pero bien podía ir de serie.

‘El interior’
La Beverly lleva el conocido motor de la casa que deriva del anterior Quasar de 250 cc y cuatro válvulas, ahora aumentado hasta 278 cc. El par ha aumentado, gracias al cual la aceleración es muy buena, además de progresiva. Este ‘300’ dispone de 22 CV de potencia, que lo sitúan por detrás de competidores como la Scoopy, también 300, que ofrece cinco caballos más, o el Kymco Super Dink 300, de 30 CV. Debido a este menor caballaje, el Beverly se queda algo corto en carretera en velocidad punta, pero su respuesta, en general, es buena.
Los frenos, están encomendados a dos discos, de 300 mm el delantero, magnífico, y 240 mm el trasero, deteniendo el Piaggio con rotundidad y efectividad.
Lo de la medida de las llantas es curioso. La delantera es de 16 pulgadas, pero no la trasera, de 14, ¿por qué? Para que el hueco bajo el asiento tenga una mayor capacidad, ¿ingenioso, verdad? Esta solución, sin embargo, no compromete la estabilidad del escúter, que es francamente satisfactoria.
Con un chasis de doble cuna en acero, las suspensiones se han encomendado a una horquilla invertida de 35 mm delante, suficiente para este vehículo, y dos amortiguadores regulables detrás. La combinación resulta cómoda y eficaz.

Comportamiento
La rueda alta es un seguro de buen comportamiento, estabilidad y, por lo tanto, seguridad. Claro que para ello es necesario que el resto de elementos mecánicos, los que hemos examinado anteriormente, sean solventes, que lo son, a juzgar por el comportamiento del Beverly 300.
En ciudad, el escúter italiano es ágil, rápido y ligero. Además, como es estrecho, junto con las ruedas de 16”, nos permite circular de maravilla entre coches, colarnos en espacios inverosímiles y aparcarla en cualquier lugar, con el permiso del ayuntamiento -¡ojo con eso!, que están a la caza del ‘multable’-.
En carretera, los 22 CV de potencia nos llevan con celeridad, si bien los 140 km/h de punta se quedan algo cortos en según que tramos, en las cuestas, por ejemplo. Sin embargo, su marcha es segura y estable, pues la dualidad chasis-suspensión y, nuevamente, las ruedas de 16”, calzadas, además, con unos Michelin de calidad, es magnífica. Tal es así, que en curvas el Beverly produce satisfacciones inquebrantables, pues permite tumbar con confianza, disfrutando un montón. ¡Ah!, se me olvidaba la frenada, ¡de lujo! Le das a las manetas y se detiene con prontitud y poderío, ¡magnífico!
Reconozco que el Piaggio Beverly 300 ie me ha gustado, un escúter que no dudaría en tenerlo en el garaje y, sobre todo, hartándome a hacer kilómetros en la ciudad. Es bonito, practico y rápido, virtud que hace te saque de algún lío entre coches cuando los sorteas, te permite tumbar con convicción, dispone de capacidad para no tener que ir cargado con la mochila de rigor y va de maravilla. ¿El precio? ¡4.446 euros! Sí, es dinero, pero si lo pruebas, los pagas. Ahora, además, con la que está cayendo, seguro que encuentras alguna oferta de las muchas que invaden el mercado, ¡aprovéchala!

JMA

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