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Segundo viaje de Ángel Viñas al extremo este de Europa continental

El año pasado, Ángel Viñas intentó llegar a los cuatro extremos geográficos de Europa continental con una BMW R 1200 GS. El único punto que le quedó fue el extremo este. En 2013 lo ha vuelto a intentar, pero las complicaciones administrativas han impedido este gran logro. El aventurero lo cuenta todo en la siguiente crónica.  

El año pasado, mi hijo Ángel y yo tuvimos el propósito de visitar en moto los cuatro puntos geográficos extremos de Europa continental  y su punto central (La odisea).

Ambos conseguimos llegar a los puntos más al sur en Tarifa (España), más al oeste en el cabo Roca en Lisboa (Portugal) y más al norte, en Nordkapp, en Honningsvag (Noruega).

A partir de allí nos separamos. Ángel regresó a España en un largo y solitario viaje y yo me adentré, también solo, en Rusia para tratar de llegar al punto más al este, que estaba cerca de la ciudad de Vorkuta, de la que poco a poco fuimos sabiendo que era considerada inaccesible salvo por tren o avión. No pude llegar. Viajaba con una maravillosa moto BMW R 1200 GS Adventure, que cargada pesaba 300 kilos y no era la máquina adecuada para adentrarme en aquellas dificultades. Me arranqué el tríceps izquierdo y no obstante pude volver conduciendo, pasando por el punto central de Europa, que está en Lituania. Fue un viaje maravilloso del que guardo un gratísimo recuerdo en absolutamente todos los sentidos.

En aquel momento decidí que trataría de llegar hasta Vorkuta, con un material más adecuado, al año siguiente. Este es el año siguiente. En la crónicas previas a este intento, nunca he dicho que llegaría a Vorkuta, pero sí que “…íbamos a hacer un intento serio…” y creo sinceramente que este intento no ha podido serlo. Las autoridades rusas no nos han dejado que lo fuera.

Claramente todo se nos puso en contra desde el primer momento y nos ha faltado tiempo. Más concretamente a mí, las complicaciones administrativas me han hurtado la mitad de la duración de mi visado y aquí el tiempo es un elemento fundamental.

La absoluta falta de información previa contrastada y las dificultades de comunicación con los lugareños hacen que tengas que comprobar por ti mismo, a donde conducen todas y cada una de las opciones que parecen acercarse a tu objetivo. Eso requiere tiempo. El primer año me costó dos días encontrar el inicio de la pista de Pechora. Este año, obviamente, la hemos encontrado sin el más mínimo problema.

Nuestro tiempo se agotó en la frontera. Las dificultades administrativas que tuvimos en la frontera de Terehavo (Letonia-Rusia) con la moto de Tarek determinaron el destino del viaje. No solo perdimos dos días reales en trámites absurdos y engañosos. Lo más grave fue que tras muchas gestiones conseguimos introducir en Rusia la moto de Tarek, pero estábamos obligados a:

Primero: -Tarek debía de sacar él personalmente su moto.

Segundo: -Debía hacerlo por esta misma frontera.

Tercero: -Debía de hacerlo antes del 26 de agosto, que es cuando vencía su visado.

Cuarto: -Yo debía acompañar a Tarek y sacar la moto en mi remolque, ya que no tenía sentido pretender que, con esa moto, él pudiera hacer los 2.500 kilómetros de carretera que separan la ciudad de Uhkta de la frontera de Terehavo.

En realidad, en aquel momento y allí desapareció un 90% de nuestras opciones de éxito.

Mi visado llegaba hasta el 8 de septiembre y ya habíamos previsto que Tarek tuviera que irse antes que yo y ello no significaba ningún problema. En ese supuesto, Tarek dejaría su moto en el hotel de Uhkta, donde estaba aparcado el coche y yo la recogía a mi regreso. Esto me permitiría estar en la zona de operaciones un total de 19 días contra los solamente cinco que realmente pudimos dedicarle.

El bueno de Tarek, desde luego, no tiene la más mínima responsabilidad en lo ocurrido con su moto. Fueron la autoridades fronterizas rusas las que cada día me presentaban un dificultad nueva para evitar, aun no consigo adivinar por qué, que pudiera entrar con las dos motos.

Objetivamente me mintieron. Durante dos días estuvieron diciéndome que me faltaba un documento oficial para poder llevar la moto de Tarek, y cuando tuve en mi poder el original del documento consular autorizándome a hacerlo, entonces adujeron que un solo hombre no podía entrar con dos motos. La verdad, no lo entiendo. Estás obligado a salir con lo que entras. Yo estaba comprometido a sacar las dos motos en mi coche. Nadie en su sano juicio, podía temer que me quedara a vivir en Rusia clandestinamente, con el beneficio que obtuviera de haber vendido esas motos.

Los catorce días extra que yo tenía y que perdí al tener que acompañar a Tarek no son en absoluto garantía de que yo solo hubiera podido llegar a Vorkuta, pero sin la más mínima duda y salvo accidente, me habrían acercado mucho más al objetivo y como mínimo, me hubieran permitido obtener mucha información acerca de la zona y las opciones de las pistas.

Catorce días son muchos días para explorar una ruta de 350 kilómetros hasta Vorkuta y otros 150 kilómetros hasta el punto más al Este.

Creo sinceramente que o habría llegado a Vorkuta o habría llegado a la conclusión de que no es posible llegar a Vorkuta. Ahora sigo sin tenerlo claro…

Si hubiéramos llevado a otro conductor, este hubiera podido sacar la moto de Tarek…Pero como dice el refrán, si mi tía tuviera… sería mi tío.

El viaje se torció al entrar en Rusia y todo se enmarañó de tal forma que no hubo forma de resolverlo adecuadamente. Esto debe ser consustancial con el país. Toda la literatura rusa rebosa en ejemplos de tragedias, en las que los pequeños detalles sobrevenidos van acercando a sus personajes a finales tan indeseados como inevitables.

Un poco eso es lo que nos ha ocurrido.

Ha habido cosas durante el viaje que no hemos podido explicar, por qué estábamos dentro del país y no parecía prudente hacerlo, como el soborno que tuvimos que pagar a la policía de Moscú para que me devolvieran mi documentación y la del coche. Doscientos dólares. Cien para cada agente…Ya llevaba los dólares para eso. Salvo yendo en moto, siempre que visitado Rusia, he tenido que pagar un peaje personal a alguien de uniforme en aquel país.

No estoy aún en condiciones de asumir ningún compromiso en relación a si volveré a intentarlo otro año o lo dejo aquí. Por lo que sabemos hasta ahora, nadie ha conseguido todavía forzar esta ruta en verano. Hubo una expedición de Toyota que con varios todoterreno lo logró, pero fue por una ruta desde el sur. Supongo también que es mucho más fácil llegar a Vorkuta desde Siberia. Y por supuesto en invierno con las motos de nieve y viajando por encima de los pantanos y ríos helados ya se ha hecho. En realidad, lo que yo deseaba era hacer la ruta natural, Uhkta-Pechora-Vorkuta, la que por aquí todo el mundo dice que no existe…

Para nosotros esa ruta tiene tres partes.

Uhkta-Pechora. Unos 350 kilómetros fundamentalmente por pista muy embarradas, con grandes y constantes pozas, algunas con trampa, como troncos hundidos y profundas roderas. Este tramo es el que hemos cubierto y a juzgar por cómo fuimos recibidos recibidos, a la ida y a la vuelta, y los comentarios de la gente, en el poblado situado en el punto intermedio, y por lo tanto de obligado paso para cualquiera que quiera intentar esta ruta, nosotros debíamos ser los primeros que veían haciendo esa ruta en una moto.

Pechora-Vorkuta. Unos 400 kilómetros de cortafuegos, que canalizan los tendidos de alta tensión, auténticos cenagales y con el vadeo de varios ríos, que solamente es posible cruzar por los puentes del tren. De este tramo hemos explorado unos 40 kilómetros, muy complicados. Me quedé con la sensación de haber abandonado alguna opción más sencilla, al menos inicialmente, que no pudimos explorar.

El mes de agosto es el más lluvioso y los últimos días lo fueron especialmente, lo que tal vez empeoró notablemente el estado de esas opciones.

Vorkuta-Punto más al Este de Europa. Unos 150 kilómetros, acerca de los que alguna expedición en todoterrenos, que está en Internet, ha dejado alguna información. Aparentemente y salvo pérdida, esta parece la zona más fácil de transitar, ya que son pistas que llevan de Vorkuta a Salkejard en Siberia, cruzando los Urales Polares.

Nosotros hemos hecho unos 1.300 kilómetros en las motos, de los que 1.000 han sido por pistas, la mitad muy complicadas.

Lamentablemente de las situaciones más complicadas y espectaculares, y ha habido algunas, no puedes guardar testimonio gráfico. Te caes por sorpresas y estás con la moto tumbada en una ciénaga, cubierta de barro y lo único en lo que piensas es en ponerla de pie, para que no le entre agua en el motor y no perder gasolina, y luego sacarla. En las fotos ni piensas en esos momentos, tal vez lamentablemente…

Sigo creyendo que tiene sentido intentar llegar en moto a Vorkuta. Tal vez la época del año deba ser otra, junio sería una buena opción. La moto permite avanzar por las zonas más complicadas y sobre todo permite aprovechar los estrechos pasos de peatones que hay en los puentes del tren, para cruzar así los ríos, que de otro modo son infranqueables.

No puedo acabar estas líneas sin unas palabras de gratitud a Tarek, que ha resultado ser un magnifico compañero de viaje y aventura. Con independencia de que las autoridades rusas la tomaran con su moto, tal vez esa era la excusa para no dejarme hacer un viaje que no entendían, ha sido un placer viajar con él. Es un hombre joven, amable, presto a ayudar a sus mayores, es decir, a mí en este caso, inteligente y muy ocurrente. Habla un montón de idiomas, conduce magníficamente su moto, está en una espléndida forma física y es realmente un tipo duro, mucho más de lo que supuse al principio. Será un placer intentar nuevas aventuras con él.

Por supuesto mi gratitud a Ángel, mi hijo, que siempre está disponible donde y cuando se le necesita, para una gestión, un buen consejo o dar ánimos. A Juan Soto, que dedica un buen tiempo e imaginación a cuidar el blog, mis crónicas y resolver mis problemas con los ordenadores, que son frecuentes. Y finalmente a Magdalena, mi mujer, cuya paciencia y tolerancia me permiten intentar estas tonterías, que tanto me divierten.

http://angelontheroad.wordpress.com/video2013/

Etiquetas: Ángel Viñas

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