No es un automóvil, es un bólido. No es un deportivo, es un coche de carreras vestido de calle. El R8 es un cúmulo de sensaciones cuya descripción requiere un gran dominio del diccionario. Bastará con decir que es tan rápido e indomable como el viento, aunque el R8, a diferencia de aquel, cuenta con toda la tecnología para ser dominado.