El estado de ánimo repercute considerablemente en la forma de conducir. Si estamos enfadados, realizaremos maniobras agresivas. Si, por el contrario, tenemos un buen ambiente, iremos tranquilos, lo que aumenta la seguridad.
No es lo mismo conducir enfadados que con buen ambiente, ni mucho menos. Si vamos discutiendo con la pareja o los hijos, tenderemos a realizar maniobras agresivas (adelantamientos peligrosos, sin cumplir con la distancia de seguridad, etc). Por el contrario, si vamos relajados y risueños, la conducción será más sosegada y cumpliremos con las normas, por lo que aumentará la seguridad.
Por lo tanto, dejad las polémicas para cuando acabéis de viajar y relajaos mientras tanto escuchando música tranquila o hablando de temas poco espinosos (incluso contando chistes o situaciones graciosas).
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