Operación Escocia en moto

Como cada año buscamos el destino para nuestras vacaciones, siendo en esta ocasión la serie ‘Outlander’ la que nos ilumina al documentarnos sobre las tierras escocesas, decantando la balanza por el más septentrional de los cuatro países que forman el Reino Unido, Escocia.

En la serie se ven unos paisajes verdes, grandes valles, ríos con aguas frescas y cristalinas, lagos profundos…, y decidimos no perdernos nada, por lo que el destino estaba fijado; ahora, quedaba plantear la ruta.

Como todo viaje, uno recopila la información de los lugares que hay, viendo vídeos, leyendo artículos y hablando con viajeros que han estado. Con toda esta información, sólo nos restaba hacer lo más divertido: organizar los días y adaptar la ruta para cuadrar las fechas y la distancia a recorrer.

Llega el día de la partida, es verano, apostamos por llevarnos los trajes de invierno y no nos equivocamos. Salimos desde Barcelona con temperaturas altas y tocaba cruzar la vieja Francia hasta Calais, en Normandía, frente al Canal de la Mancha, donde el Eurotúnel nos espera. Como podéis imaginar, la autopista es muy aburrida, pero también necesaria para llegar sin perder días a nuestro destino donde disfrutaremos de las carreteras escocesas.

Es la primera vez que cruzamos el Canal de la Mancha por el Eurotúnel, un tren al que subes con la moto en Calais (Francia) y a los 30 minutos sales en Folkstone (Inglaterra), recorriendo los 30 kilómetros por debajo del mar.

La entrada en Inglaterra es rara, comienzas cambiando de carril (ahora circulas por la izquierda y las flechas que hemos puesto en las cúpulas de las motos nos lo recordarán todo el viaje). Aquí, las distancias se miden en millas… menos mal que nuestro GPS es nuestro aliado.

Las autopistas inglesas son tediosas, mucho tráfico, las obras, las distancias en millas y las salidas están en 1/4 1/2 2/3 de millas… ¡Que complicados son estos ingleses!

Después de tres días de viaje desde Barcelona, hoy llegaremos a Escocia. Nuestra primera parada es la Capilla de Rosslyn, en la película del Código da Vinci sale y no queríamos perdernos esta joya del siglo XV, basada en el esoterismo templario.

Rosslyn se encuentra cerca de Edimburgo y su capilla originaria de San Mateo es una cucada, pequeña, llena de detalles ornamentales en las piedras, techos y vidrieras. En su interior, los escultores supieron destacar el maíz, alimento que nos llegó mucho más tarde del Nuevo Mundo; y la espectacular realización del pilar del Aprendiz, donde las claves del Temple están a flor de piel. La visita nos encantó y ahora debíamos buscar alojamiento para la noche (no tenemos nada reservado y vamos buscando donde dormir día a día). No nos gustan las ciudades, consideramos que para visitarlas bien, lo mejor es hacerlo a pie y en transporte público, con lo que Edimburgo la dejamos para ir en otra ocasión en avión desde Barcelona.

En los pueblos alrededor de Rosslyn no encontramos ningún hotel o bed and breakfast a un precio normal, hasta que nuestros pasos nos conducen a un pub con habitaciones, siendo acogidos muy amablemente. La verdad es que nos sentimos como en casa, pese a nuestro limitado dominio del inglés, los escoceses hacen por entendernos y esta será la tónica durante el viaje. Es gente, por lo general, muy amable y acogedora.

Aquella noche estuvimos cenando en el pub, bebiendo una pinta y escuchando un grupo de música en directo, todo muy del país más al norte del Reino Unido.

A la mañana siguiente empezamos el día con un full breakfast (huevo, alubias, beicon y tomate) para cargar energías y nos disponemos a visitar el faro más pequeño del Mundo en activo que se encuentra en North Queensferry Harbour, donde hay unas vistas muy bonitas del puente de hierro Forth Bridge y la ciudad de Edimburgo al fondo.

Tras la corta visita al pequeño faro, nos vamos al pueblo de Falkland, a unas 28 millas que se hacen en 35 minutos, en el cual se encuentra la Bruce Fountain donde comienza la serie Outlander. Una fuente ornamental octogonal que se construyó en 1856. En realidad, la fuente es la excusa para visitar este pequeño pueblo tan hermoso y pintoresco.

Nos adentramos en las estrechas carreteras escocesas para llegar a un cerro donde los aficionados de Outlander de todo el mundo, que son legión, se dirigen para ver dónde la protagonista toca unas piedras ancestrales, de corte megalítico, para ir al pasado, ¿tendremos la misma suerte? Pues ya os adelanto que no. El cerro, en medio de la campiña escocesa, existe, pero el círculo de piedras en lo alto de la colina fue tan sólo atrezo para dar vida a la serie de ficción. El lugar es de película, un lago al fondo, montañas verdes, árboles por todas partes… no nos extraña que filmaran en este lugar.

Dejamos la colina de Caigh Na Dun y nos disponemos a conquistar el Lago Ness, que se encuentra a unas 105 millas, pero la lluvia vuelve a hacer acto de presencia, impidiéndonos avanzar, golpeándonos finamente, pero sin piedad, debiendo buscar refugio antes del mítico lago; hoy, la lluvia nos ha vencido. Los viajes están vivos y en moto las inclemencias del tiempo son más acusadas, teniendo que ir modificando la ruta, aunque ya estamos acostumbrados a los caprichos del destino.

A la mañana siguiente volvemos a la carga, tenemos pendiente visitar el Lago Ness y el sol nos acompaña. Llegamos a Fort Augustus, situado en las tierras altas y al sudoeste del lago, y desde allí empezamos a bordear el Lago Ness, una carretera acompaña los 37 kilómetros de sus aguas oscuras, en las que, según la leyenda, una bestia en forma de serpiente habita en sus 56 km2 y en verdad es más un ejercicio de fe que de realidad.

Dejamos el Lago Ness a nuestras espaldas sin pena ni gloria, con la sensación de ser un lago más de los que nos encontramos en todas estas tierras, recordándonos a los fiordos de Noruega. Ahora ponemos destino al final de la Tierra, donde se acaba la carretera en el extremo norte de la isla británica… John o’Groats.

El camino hasta el famoso poste indicador bordea la verde costa dejando el Mar del Norte a nuestra derecha y al llegar al pueblo de John o’Groats, tenemos las islas Orkadas enfrente nuestro.

Llegar al punto más septentrional de la isla de Gran Bretaña es un momento único, son de esos lugares en el mapa que tienen algo especial. Aquella noche la pasamos en un Bed & Breakfast, a 10 kilómetros del fotogénico poste indicador.

El sol despuntaba en la fresca mañana y teníamos que deshacer el camino para volver a las Highlands, pero disponíamos de dos opciones: ir hacia el paso de montaña de Applecross o dirigirnos al castillo de Eilean Donan. Esta decisión la dejaríamos para más adelante, vamos a ver como avanza el día y como nos trata el tiempo.

Los paisajes de las Highlands nos recordaban muchísimo a los fiordos noruegos, cambiando el mar por grandes lagos. El GPS nos indicaba distancias de unos 300 kilómetros, pero en tiempo se hacían eternos y las carreteras no son malas; no sé si es por tener parte de nuestra atención en circular por la izquierda o algún otro fenómeno desconocido que hace que las millas sean diferentes recorrerlas en nuestras motos.

Como la lluvia no podía faltar en este viaje, de nuevo tuvimos su compañía, haciéndolo persistentemente y con muchas ganas, como es habitual en estos lares, de tal forma que aprovechamos para detenernos a comer. Fue entonces cuando decidimos dejar el paso de Applecross a nuestra derecha e ir directos al Castillo de Eilan Donan donde muchas películas, como los Inmortales o La Trampa, se han filmado allí. Está situado en una pequeña isla en el lago Duich, al que se accede a través de un menudo puente de piedra.

En 1719 fue ocupado por una expedición española que tenía como objetivo levantar militarmente a los escoceses contra la corona inglesa. Tras un mes de ocupación, tres fragatas inglesas penetraron en el lago Alsh y desde allí bombardearon masivamente la fortaleza hasta que las tropas españolas se rindieron y fueron hechas prisioneras. El castillo de Eilean Donan quedó entonces abandonado en estado de ruina hasta que John MacRae-Gilstrap lo restauró entre 1912 y 1932. Hoy es uno de los lugares más visitados por los turistas que cada verano acuden a Escocia y sigue siendo la residencia oficial del Clan MacRae.

El tiempo nos respetó y llegamos al castillo muy emocionados, ver la silueta con el lago de fondo es magnífico; esta pequeña fortaleza ha sido la guinda de un largo día.

Próxima parada: Glenfinnan; una pequeña aldea situada al lado del lago Shiel, en la que se puede contemplar un monumento en honor a los miembros caídos del ala jacobita y un viaducto que los fans de Harry Potter reconocerán al salir varias veces en la saga.

El lugar está repleto de turistas, es el sitio donde más gente nos hemos encontrado, ya que ver pasar el tren de vapor por el viaducto es un espectáculo y nadie quiere perdérselo.

Abandonamos este rincón donde los autocares no paran de llegar y desembarcar turistas locos por conquistar esta pequeña aldea.

Nuestro GPS nos indicaba la siguiente parada, son de esas chinchetas que logro encontrar por casualidad y me parecen atractivas porque pasan desapercibidas y poca gente conoce o ha visto. Es un lugar de foto, un pequeño valle donde, en un kilómetro determinado, hicieron una toma de la película Skyfall de James Bond. Vamos a ver si vale la pena llegar allí.

La carretera nos lleva a Glencoe, un pintoresco pueblecito situado al lado del lago Leven y a las faldas del geoparque Lochaber. Dejamos el lugar en nuestro retrovisor y nos adentramos en el valle formado hace siglos por glaciares de hielo y explosiones volcánicas. No os podemos describir la brutalidad del escenario, donde parecemos seres diminutos ante la majestuosa naturaleza; en medio del valle una pequeña carretera rompe a la derecha, es donde grabaron la citada toma de la película Skyfall; ahora entendemos que ha sido un gran acierto llegar hasta aquí.

Deshacemos la estrecha carretera para llegar a la principal, que atraviesa el valle, y ponemos rumbo a Stirling, poco a poco dejando las Highlands atrás.

Stirling, situada en el centro de Escocia, guarda en el centro de la ciudad un casco antiguo en el que se ubica el castillo medieval, pero nosotros llegamos acompañados de unas nubes que solo hacen que descargar agua sin piedad y no queremos dejar esta ciudad sin ver el monumento a William Wallace situado cerca del puente donde tuvo lugar la batalla en la que derrotó y humilló a los ingleses en la cima del monte Abbey Craig.

La lluvia no nos dio tregua y nos tuvimos que conformar con ver la torre monumental desde su base, hacernos un par de fotos y poner rumbo a Midhope Castle, cerca de Edimburgo.

El castillo de Midhope es una casa torre del siglo XVI ubicada en la aldea de Abercorn, en los terrenos de Casa Hopetoun, a unos cuatro kilómetros al oeste de South Queensferry, a las afueras de Edimburgo y en la fantasía es Lallybroch, la casa de Jaime Fraser en la serie Outlander.

La estrecha carretera nos lleva a otro de esos lugares perdidos que son escenarios de películas o series y son preciosos. Llegamos a las puertas de la finca, pero no nos dejan pasar más allá. Ayer terminaron de rodar y el equipo está recogiendo, tendremos que conformarnos en ver Lallybroch desde el camino.

Ahora toca volver a Edimburgo, al pub donde dormimos el primer día en Escocia y mañana ya volveremos a cruzar la vieja Inglaterra por sus aburridas autopistas… ¡eso sí, por la izquierda!

Montse y David

www.perlanegraviajes.es