
Alberto Dorsch y Kobe Motor cerraron la temporada del CERTT 2025 con un podio en el Cierzo Rallye Ejército de Tierra que les valió el subcampeonato de España en T2. Fue un año de constancia, de batallas libradas en terrenos imposibles, donde la regularidad y el espíritu indomable se convirtieron en el sello de un equipo que ya es leyenda en los todoterrenos de serie.
El último rugido del Land Cruiser
En el polvoriento campo de maniobras de San Gregorio, donde la tierra se abre en cicatrices y el aire arde de motores, Alberto Dorsch llevó a su Toyota Land Cruiser hasta el límite. El prólogo del viernes fue un aviso: allí, con precisión de cirujano y nervio de guerrero, el madrileño marcó el mejor tiempo en T2. Era el grito de que aún quedaba pólvora en la recámara, la ilusión intacta de pelear por el título.
Pero el sábado amaneció con dureza. Los 165 kilómetros de la primera especial eran un laberinto de trampas: terreno roto, roderas que se tragaban las ruedas, piedras que mordían la carrocería. Dorsch, junto a su fiel copiloto Marcos Martínez, apretó, pero la montaña no cedió. El tiempo perdido le pesó como una losa.
La revancha en Los Monegros
La segunda especial ofreció otro rostro: 166 kilómetros entre Pina de Ebro y La Puebla de Alfindén, un paraíso para los que aman la velocidad. Zonas rápidas, fesh-fesh que dibujaba nubes doradas y paisajes de recuerdo. Allí, el piloto madrileño recuperó el pulso. “Fue como volver a las primeras Bajas, hace 25 años”, confesó, evocando el casino de Montesblancos, la mítica Baja Aragón, los días en que empezaba a trazar su destino.
El ritmo volvió, las manos encontraron la melodía de la arena, y el Land Cruiser voló sobre la llanura. El segundo mejor registro de T2 en ese tramo fue la confirmación de que la batalla no se había perdido: Dorsch aseguraba el podio y, con él, el subcampeonato.
El peso de la constancia
Más allá de un resultado, el 2025 dejó escrito en letras firmes lo que define a Kobe Motor: regularidad, fiabilidad y corazón. Ocho títulos no son fruto de la casualidad, sino de la capacidad de adaptarse a cada terreno, de no rendirse nunca, de sacar el máximo incluso cuando el polvo parece cerrar el horizonte.
En todas las pruebas, Dorsch y su copiloto Martínez subieron al segundo escalón del podio. En cada una, el equipo Miracar sostuvo con maestría la maquinaria. Y detrás, la silenciosa legión de apoyos que hace posible cada salida, cada tramo, cada llegada.
Un equipo convertido en leyenda
El subcampeonato sabe a triunfo porque el camino recorrido fue más importante que el destino. Kobe Motor se despide del 2025 como uno de los equipos más sólidos del CERTT, dueño de un legado que se engrandece con cada podio, con cada polvo levantado sobre los paisajes de España.
Alberto Dorsch lo resume con humildad: “Ha sido una temporada en la que me lo he pasado muy bien, con rivales fuertes y carreras disputadas”. Pero lo cierto es que lo suyo trasciende la diversión: es el testimonio de un espíritu indomable que ha escrito otra página dorada en la historia del todoterreno.
Fotos: Kfoto
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