Ya estoy en la carretera. Mi destino es el Delta del Ebro, ubicando el cuartel general en San Carlos de la Rápita, población costera del litoral tarraconense con cerca de 15.000 habitantes. La ruta la hago con una moto diferente y cautivadora, una mirada al pasado con una máquina heritage con mucho estilo trasladada al presente, la BMW R nineT.
Una ruta de 700 kilómetros por carreteras nacionales y secundarias que se adentran en la España auténtica -aquella que no se ve desde las autovías-, en los pueblos recónditos, en los paisajes naturales, en los parajes asombrosos, disfrutando con la BMW de las vías serpenteantes, de los puertos de montaña -¡qué delicia!-, de las curvas, esencia de la moto. Las rectas no molan, menos aún con los rigurosos controles de velocidad, pero es en las curvas, de todo tipo y condición, donde reside el espíritu de la conducción en moto.
La moto escogida para hacer tan apetecible viaje es una preciosidad. Se trata de la BMW R nineT, una moto purista que, con el acabado Option 719 de BMW Motorrad, que ofrece un número ilimitado de accesorios originales con múltiples posibilidades de personalización, haciéndola todavía más atractiva, acabado que abarca, además de la vistosa y acertada decoración, incluyendo el rojo del bastidor principal, las piezas de aluminio cepilladas a mano y barnizadas, hacen de esta máquina una obra de arte.
La nineT, que conmemora los 90 años de BMW Motorrad (cuando salió, en 2014), es la primera piedra de la gama Heritage, modelo de éxito que abrió la puerta a otras tres nineT: Pure, Scrambler y Urban G/S, uniéndose posteriormente la familia R 18. Por lo tanto, la gama Heritage de la marca alemana se compone de ocho modelos, cuatro de ellos nineT.
La nineT es una moto clásica, por concepto, por estética, por diseño; una moto que recuerda el estilo de las que había en la década de los 70 y principios de los 80, motos desnudas que no tenían ni siquiera parabrisas, pero que, a diferencia de aquellas, su tecnología es rabiosamente actual. O sea, una creación para sentir el espíritu del motociclismo de antaño, con el viento -y los insectos- en la cara, sin renunciar a los avances que ofrece la ingeniería de hoy. Conducir una moto de antes… pero con los adelantos de ahora. No faltan pues en esta moto las ayudas electrónicas de serie, como, por ejemplo, el control de estabilidad (ASC) y el sistema de frenada ABS Pro junto al Control Dinámico de Frenos, que actúa igualmente con la moto curveando. Como opción, el Control de Tracción Dinámico (DTC) y el de Par Motor (MSR).
Yo, que vengo de la GS, de hecho, tengo una F 850 GS, estando pues GeSeizado como estoy, palabro que me acabo de inventar, no puedo evitar tampoco hacer comparaciones entre una y otra, como, por ejemplo, la posición de conducción. En la nineT vas con el cuerpo echado un poco hacia adelante, con el manillar alto y ancho al que llegas con comodidad, al igual que a los mandos que hay en él. Las rodillas van algo elevadas, porque la moto, que del sillín al suelo mide 805 mm (860 mm la F 850 GS), es baja, tocando con los pies al suelo perfectamente, y yo no soy precisamente alto, 1,78 m. Al ser el depósito casi plano, al revés que el de la GS, que sube hacia arriba, te sientes de entrada un poco desprotegido, como si montaras en un caballo que careciera de cuello, sensación que va desapareciendo a medida que sumas kilómetros y confianza. El asiento es totalmente plano y estrecho en su parte delantera, por lo que es muy fácil pasar la pierna por encima al subirse o bajarse de ella. Por otra parte, el peso no excesivo, 221 kilos, y su bajo centro de gravedad, facilitan el manejo de la nineT, cuyo dinamismo y agilidad son virtudes que la ensalzan, quedando patentes, sobre todo, en carreteras reviradas y también en conducción urbana, donde se mueve muy bien.
La nineT que me llevará al litoral mediterráneo es realmente bella, una obra de colección que bien pudiera presidir el salón de casa y asombrar a todo visitante. Sin embargo, no solamente sirve para eso, obviamente, algo que borda, al igual que sublima el visitar terrazas, ejercicio muy apreciado por aquellos que gozan con ser vistos, pero más valora el rider que le vean la espalda en los puertos de montaña. Porque la nineT no solo se disfruta en parado o de paseo, sino, también, y esa es su mayor virtud, en tramos de curvas, donde es realmente divertida por su magnífico comportamiento. Porque, además de ofrecer una parte ciclo excelente, con un gran chasis tubular, la moto prescinde del sistema Telelever que incorporan todas las bóxer BMW, montando por el contrario una robusta y efectiva horquilla invertida con barras de 46 mm, dando al modelo un carácter especial en el que prima el planteamiento deportivo.
Para evitarme los atascos de las localidades que trufan el extrarradio de Madrid, me ubico en Arganda del Rey, iniciando mi ruta en la M-311. Pasado Perales de Tajuña, tomo la N-3 para, a continuación, girar a la izquierda y coger la M-203, no sin antes respetar el stop vigilado en ese momento por una pareja de la Guardia Civil de Tráfico. Veo que me dan el alto, pero ¡no es a mí!, afortunadamente, sino a un BMW Serie 5 negro mate con llantas de The Fast and The Furious antiguo al que acabo de adelantar hace un momento con alguien parecido al Padrino en su interior. ¿Los agentes prejuzgan de antemano? Tal vez, pero digo yo que los de verde tendrán acreditada experiencia como para desconfiar de semejante coche de película…
La nineT que manejo es la más completa de las cuatro que se comercializan. El cuadro de mandos lo componen dos relojes (solo uno en el resto) con velocímetro en el izquierdo y tacómetro en el derecho. Ambos llevan un pequeño display con ordenador de a bordo, modos de conducción, dos de serie, Road y Rain, y Dynamic mi unidad de prensa, opción que se encuentra en el paquete Confort, que incluye los modos de conducción Pro.
El final de la provincia de Madrid da paso a la de Cuenca, en Castilla La Mancha, cambio de Comunidad que se nota, ¡y de qué manera!, pues del asfalto madrileño casi perfecto se pasa al roto y maltrecho manchego, mostrando un pavimento que tiene más parches que mil piratas juntos.
Es curioso cómo se GeSeiza uno al ser usuario de modelo tan mítico de la marca alemana, como cuento antes. Al encontrarte con la nineT, moto simple y sencilla en su conjunto, no ves maletas ni alforjas ni topcase alguno, haciéndote la pregunta de rigor: “¿Dónde llevo el equipaje?”. Muy sencillo, en una práctica mochila Shad impermeable sujeta a la parte de atrás del asiento, tal como muestran las fotos, impidiendo, eso sí, viajar con pasajero, a no ser que éste cargue con la mochila a la espalda. Pero, creo sinceramente que la nineT es una moto para disfrutarla tú solo… y la mochila. Primero, porque el comportamiento deportivo de esta moto es para exprimirlo uno mismo, sin compañía, y, segundo, porque el de atrás, con el pequeño asiento para colocar sus posaderas, las rodillas tan elevadas por la altura de las estriberas y la obligación de agarrarse al conductor, no disfrutará del viaje. Tampoco se puede colocar una bolsa de imanes sobre depósito, pues esta nineT tiene el depósito de aluminio (de hierro el de sus hermanas). Así que sujeto la mochila citada (qué buen invento esta Schad) y tiro pa’lante.
Sí existen alforjas laterales para la nineT, pero es una opción ajena a la firma teutona que requiere de una estructura metálica para llevarlas. La mejores, las Hepco&Becker (en la foto), marca alemana también cuya representación en España la ostenta Moto Center Company.
Por lo tanto, la unidad que llevo va tal cual veis en las fotos, siendo inevitable que te pase por la cabeza, como si de un flash se tratara, las maletas de la GS o de prácticamente casi todos los modelos BMW Motorrad, que, no obstante, pronto se olvidan cuando empiezas a disfrutar de la nineT, una vez has apañado el equipaje en el asiento de atrás, y compruebas que la moto se mueve en curvas como si de un tranvía se tratara, ofreciendo una agradable sensación de dominio que no es ficticia.
La anécdota de la jornada se produce por un fallo mío de previsión que me hace sudar de canguelo, la falta de gasolina. El depósito de la nineT tiene una capacidad de 18 litros, que, con un consumo de 5,6 l/100 km durante el viaje, alcanza para hacer poco menos de 300 kilómetros, gasto que tampoco es exacto. El caso es que a los 220 kilómetros salta el avisó de reserva (3 litros) y lo aconsejable es no hacer más de 50 kilómetros, porque corres el riesgo de quedarte tirado. Confiado en que en esos kilómetros encontraré una gasolinera, sigo tirando millas sin contar que en las carreteras secundarias -la CM-2109 en este caso- las estaciones de servicio brillan por su ausencia. Total, que ya llevaba 60 kilómetros y allí no había ningún poste de combustible ni nada que se le pareciera. A partir de ahí, bajo la velocidad a 60 km/h y ¡75 kilómetros después de clavarse en mi retina el SOS de la reserva!, con la consiguiente angustia en el cuerpo, aparece Carboneras de Guadazaón con la gasolinera milagrosa, ‘¡buff!’, exclamo aliviado (seguro que a más de uno le ha pasado semejante marrón).
Pasada la estación de servicio donde reposto, y antes de llegar a Cañete por la N-420, viene un tramo de curvas deliciosas y rápidas donde me resarzo de las tediosas rectas encontradas hasta ahora, kilómetros sinuosos en los que la nineT muestra su potencial. Sumisa, obediente, segura y aplomada, la BMW toma las curvas con total precisión, inclinando sin problemas, tumbando más y dando gas al unísono cuando compruebas que el giro es todavía más pronunciado, embargándote una sensación de dominio y control de la máquina que no hace sino sumar emoción y confianza.
El bóxer de la nineT es punto y aparte. El motor es el bóxer de toda la vida, o sea, el refrigerado por agua y aceite, pero actual, porque es Euro5. De 1.170 cc, tiene una potencia de 109 CV a 7.250 rpm y 116 Nm a 6.000 rpm el par. Es un propulsor con un empuje a medio régimen tremendo que te lleva de curva en curva con mucha rapidez, acompañado de un sonido de maravilla gracias al doble escape que firma Akrapovic.
Y si delante lleva la horquilla invertida regulable ya citada, detrás monta un amortiguador trasero regulable en precarga y rebote. El basculante es monobrazo, fabricado en aluminio con el cardán integrado. La caja de cambios, de seis velocidades, es una delicia por su precisión, suavidad y corto recorrido de la palanca.
Tras 375 kilómetros desde mi salida de Madrid, llego a Teruel. Llevo unas cuantas horas en moto, pues las nacionales y, más aún, las carreteras secundarias, ralentizan la media, vías que compensan por todo lo que ves y ruedas, destacando, sobre todo, las curvas con las que flipas. Además, yo soy de mucho parar, pues la fotografía, mi profesión, pasión que cultivo con más fidelidad a medida que sumo años, me obliga a detenerme cuando algo me llama la atención y eso ocurre muy a menudo.
El caso es que, como digo, llego a Teruel, que también existe y, además, es muy hermosa, a las nueve y poco de la noche (con luz todavía, pero por pocos minutos más) y decido pernoctar en la ciudad de los amantes. ¿Para qué seguir? ¿Qué ganaré rodando de noche y con el cansancio avanzando? ¿Para qué jugártela? Por otra parte, Teruel tiene una buena oferta hotelera y de restauración, así que aquí me quedo, no dejando la ocasión de cenar el rico jamón de la tierra.
Por la mañana, desayuno en una terraza con mi preciosa nineT a la vista. En ese rato, no son pocos los que se paran a contemplarla, incluso uno me localiza, se me acerca y exclama: “¡Esto es una moto!”. “Sí, lo es, ¡ya lo creo! -le respondo-, porque es preciosa y divertida, magnífica para viajar con estilo sesentero, pero hay también muchos otros modelos, seguramente no tan llamativos, pero que igualmente nos darán esa satisfacción indescriptible que produce el viajar en moto, aunque la nineT…”.
Acabado el café, me subo a la BMW y salgo de la ciudad turolense por la A-226, dirección Cedrillas, Allepuz y Cantavieja. Antes de montarme en ella, unos prudentes toques en ambos neumáticos para comprobar el buen estado de las presiones, control digital del que carece la nineT, por lo que hay que hacerlo al tacto.
Y enseguida el primer puerto de montaña, Cabigordo, y de nuevo a disfrutar con aquello que la nineT sabe hacer también, curvear. Como digo antes, la esencia de la moto se palpa en las curvas, y la BMW ha sido creada para saborearlas y gozarlas, indistintamente de cómo sean: abiertas, cerradas, rápidas, lentas… Además, los frenos son una maravilla. Dos discos delante de 320 mm de diámetro y pinzas de cuatro pistones, y de 265 el trasero, con ABS Pro, detienen la nineT con precisión y efectividad, aumentando la sensación de seguridad.
En Monteagudo del Castillo entro en el Maestrazgo, de la que Cantavieja es su capital, zona de alto valor histórico, pues los pueblos que en ella se hayan pertenecieron en su mayoría a la Orden del Temple, tierras defensivas y fronterizas como queda demostrado en las muchas poblaciones que conservan cascos históricos medievales, recintos amurallados o restos de castillos.
Tierras también de diversidad ecológica con paisajes naturales de gran variedad, abundando el pino carrasco y el silvestre, abundando también los espacios desprovistos de cobertura arbórea, donde predomina el matorral bajo, deteniéndome en un punto para fotografiar la BMW rodeada de genista, que huele a Chanel, recordando entonces un párrafo del maravilloso Mediterráneo de Joan Manuel Serrat donde cita al arbusto también llamado ginesta:
En la ladera de un monte
Más alto que el horizonte
Quiero tener buena vista
Mi cuerpo será camino
Le daré verde a los pinos
Y amarillo a la genista
Circulando por la A-226, afronto un nuevo puerto, en este caso el de Cuarto Pelado, donde finaliza o se inicia, según el lugar donde se aborde, la famosa Ruta del Silencio, ganadora recientemente como ‘Mejor Ruta Nacional’ en los Premios Mototurismo 2022.
La A-227 es la siguiente carretera que tomo para llegar al puerto de Cantavieja, donde ni está la vieja cantora ni se la espera, para desembocar en la CV-15, ya en tierras valencianas. Aquí, al igual que la CV-128, que es la que viene a continuación de la anterior, la vegetación es más exuberante, el calor aumenta a 26º -20/22º hasta ahora-, que sigue siendo una magnífica temperatura para ir en moto. Ahora, circulo por la N-232 en dirección a Vinaroz. Ya falta poco para San Carlos de la Rápita. Pero antes visito Peñíscola, uno de los pueblos más bonitos de España situado en una península rocosa, con el que guardo una relación contrapuesta que algún día explicaré.
Y, por fin, el destino, el lugar elegido, produciéndome una enorme satisfacción, dando gracias, además de a los dioses, a la moto, por haberme llevado a dónde me proponía sin contratiempo alguno, disfrutando de su conducción, de la ruta, exigente en muchos tramos, que la nineT ha superado con un sobresaliente.
Tras ubicarme en el hotel de San Carlos de la Rápita, junto al precioso puerto deportivo, tocándome en suerte una habitación interior con vistas… las de un mural con el mar pintado colgado en el muro de enfrente que se divisa al correr la cortina de mi ventana, visito el Parque Natural del Delta del Ebro, espacio natural situado en la desembocadura del río Ebro, en la provincia de Tarragona.
Tan grandioso espacio silvestre cuenta con una extensión cercana a las ocho mil hectáreas. Es un lugar arrocero por excelencia, con más de 22.000 hectáreas dedicadas a este cultivo, produciendo hasta seis variedades. Es un lugar tranquilo, con los arrozales anegados -en esta época- cuyas aguas regalan mil y un reflejo de siluetas y colores a medida que el sol rula por el cielo. Una zona tranquila, inmensa, abierta, de playas largas y vacías (al menos durante mi estancia9, donde el paseo con la nineT por los estrechos viales se convierte en un ejercicio de paz, de libertad, de vida, atributos propios de la moto que se potencian en lugares como este.
Celebro la magnífica experiencia viajera con una exquisita paella de pato, anguilas, caracoles y verduritas en el Hotel Algadir del Delta, sensacional bocado del que es testigo la nineT, puesto que ella me ha traído hasta aquí, digna es de estar presente (y de paso le echo un ojo para que nadie toque mi juguete que me tiene cautivado).
No hay como una buena ruta para llegar a un buen lugar, disfrutando de su riqueza, la gastronómica entre ellas, y hacerla con una buena moto, la BMW R nineT, una máquina de grandes sensaciones, efectiva, segura, potente, con estilo… y para mí solo, porque me lo merezco.
Por José Mª Alegre (texto y fotos)
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