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Marta Cardo Berdasco (“con B -recalca-, que desde que ha salido el tenista, nos lo ponen con V”), nació en Fuentes de Corbero, Asturias, en 1983. Para esta Guardia Civil de la Agrupación de Tráfico, una de las pocas mujeres que patrulla en una moto, la R 1250 RT es, asegura, la mejor moto para patrullar: “Para mí, sí. Yo he probado la otra que tiene Tráfico, y no tiene comparación, la postura, vas más inclinado… Cuando acabas el servicio de ocho horas en moto, de bájate y súbete, la otra es mucho más cansada y la BMW es más cómoda”.
Y mucho le ha de gustar a Marta la R 1250 RT con la que patrulla porque al bajarse de ella se sube en otra RT, la suya, aunque es una 1200, con la que disfruta en sus ratos de ocio.
“La primera moto que yo me compré fue una XT 350 de campo y luego la F 800 R, pero le hice 6.000 kilómetros, porque me di cuenta que la diferencia de una con la otra (la RT), era mucha y al final acabé comprándome la RT. (¿Notas el cambio entre la R 1250 RT y la tuya?). Sí, solo en aceleración ya se nota mucho, una gran diferencia de potencia y es una evolución más tecnológica”, afirma.
Una moto, la suya, que compró en 2014 con 20.000 kilómetros y ahora tiene 84.000.
La entrevista la realizamos en el precioso embalse de Valdemurio, paradisiaco lugar rodeado por el verde natural que alfombra Asturiasque brota incluso sin querer y al que hemos llegado haciendo una interesante ruta desde Oviedo. Me cabe el honor de haber sido yo la persona que ha hecho desempolvar la RT a Marta después de llevar mucho tiempo parada, pues entre la pandemia y su reciente maternidad, “hacía un año y medio que no la cogía, desde el nacimiento de la niña, porque es un poco incompatible esa situación con la moto, pero volveremos ahora”, corrobora.
Pregunta. Tu trabajo te obliga a ir en moto todos los días, pero ¿tenías mono de la tuya?
Respuesta. Sí, es diferente, trabajar a ir en moto por ocio, no tiene nada que ver, y aunque sea lo mismo, la diferencia es tremenda. Una cosa es ocio y otra, trabajo.
P. ¿Con cuál de las dos motos vas más rápida, yendo de verde o vistiendo de cordura?
R. Cuando voy de verde. Hay situaciones, como cuando vas a algún accidente, que te exige un plus de velocidad. Cuando visto de cordura voy más a disfrutar de la moto.
P. Mucho te ha de gustar la moto para bajarte de la RT con la que patrullas, tras ocho horas subido en ella, y coger tu RT particular…
R. La verdad que sí, me gusta mucho la moto.
Afición que no le viene por tradición familiar. “Mis padres se dedican a la ganadería. Eran muy humildes y yo tuve moto cuando empecé a trabajar y me la pude comprar. No hay tradición motera en la familia, pero siempre me gustó y nada más pude es lo primero que hice, comprarme una moto”.
Adquisición que no tuvo la aquiescencia de sus progenitores. “No les gustaba, sobre todo a mi madre, que decía que era muy peligrosa y con la cabeza que yo tenía seguro que me pasaba cualquier cosa. Cuando me compré la primera moto, a los 20 años, tenía carné, pero no sabía andar con ella. Allí todo son pistas, me subía en la XT y tiraba hasta donde me caía. Entonces, me daba la vuelta y volvía. Tenía las piernas llenas de moratones y todos los días subía un poco más, ya tenía controlada la piedra en la que me caía y al día siguiente superaba ese hito. (Menos mal que eso no te ocurre ahora, bromeo). Bueno, con la de trabajo también me he caído dos veces. Una, en una rotonda, un coche tiró gasoil y según entré con la rueda de delante, pisé el reguero y llegué por el suelo hasta el final de la rotonda. Y en otra, me caí en una vuelta ciclista. Yo iba delante y había gravilla finita en la curva, y al entrar me sacudió por orejas y me hice bastante daño en la cadera porque caí sobre la pistola. Llegó el compañero, la levantamos y seguimos. Cada uno se baja de la moto como quiere, ¿no?”, dice con ingenio sin dejar de sonreír.
P. Eres madre de familia, tienes una niña de siete meses, ¿cómo concilias la vida familiar con la laboral y el ocio con la R 1200 RT?
R. Es muy complicado, sobre todo la vida laboral de motorista de carretera: la niña, los turnos… Nosotros entramos a las seis de la mañana y hay que salir de casa una hora antes, a las cinco, y, ¿a quién dejas la niña a esa hora? Tenemos solicitada una reducción de jornada, que todavía no sé si me la darán, para entrar a las nueve y salir a las tres y poderla dejar en la guardería mientras yo trabajo, porque si no es imposible. El padre está ahora de paternidad, por lo que estamos cubiertos hasta mayo.
El trabajo de Marta en la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil es “patrullar las carreteras, atender accidentes, auxiliar vehículos, escoltas en pruebas deportivas, poner multas, también (sonríe), no queda otra”, explica.
P. ¿Qué significa ser Guardia Civil?
R. Para mí es una forma de vida. La verdad es que yo siempre quise ser Guardia Civil desde pequeñita y eso que en mi familia no hay nadie del cuerpo. Junto al colegio al que iba había un cuartel de la Guardia Civil y al salir de clase me quedaba mirando al del tricornio, hace muchos años, y decía ‘yo quiero ser Guardia Civil’. Y al final, lo fui. (Lo que persigues, lo consigues…). Por lo menos lo intentamos.
P. ¿Sois muchas las mujeres que patrulláis en la Agrupación de Tráfico?
R. Cuando entré en la Guardia Civil en 2003, con 19 años, y en la Agrupación en 2007, me fui a Navarra y fui la primera motorista en llegar y cuando vine aquí a Asturias, en 2018, también fui la primera motorista aquí. La Agrupación tiene muy poquitas, no sé por qué, será que a las mujeres el mundo de la moto no nos llama tanto la atención.
P. ¿Al verte tus compañeros, hay algún tipo de reacción?
R. Cuando llegas a un destino nuevo que no te conocen, la mayoría de ellos nunca ha trabajado con una mujer, por lo que siempre está eso de ‘a ver como monta esta chica en moto’. Al principio todo el mundo quiere salir contigo para ver cómo vas en moto. Luego, cuando comprueban que vas igual que ellos, eres uno más. (Tienes que pasar la prueba…). Sí, porque es algo nuevo para ellos, también lo entiendo. La moto de tráfico pesa mucho más que la de calle, lleva las defensas, una doble batería, un montón de aparatos especiales, yo calculo que pesará unos 25 o 30 kilos o más, y claro, ven llegar a una chica menudita y dicen, ‘¿buff, podrá con la moto?’.
P. ¿Qué te aporta la moto?
R. Libertad y satisfacción. La moto te abstrae, vas pensando en tus cosas, es una sensación de bienestar. (¿El mismo que sientes cuando vas sobre tu RT blanca y amarilla?). Cuando trabajas, vas pendiente de las transmisiones, escuchando lo que pasa aquí o allí, si un coche ha tenido un accidente, vas más centrado en el trabajo.
P. Durante los kilómetros que ruedo, con Marta abriendo camino, el que suscribe detrás de ella viendo lo bien que lleva la RT, con dinamismo, seguridad y elegancia, y cerrando el grupo de tres Chema, su marido, también Guardia Civil, con una F 800 R, al paso por Oviedo y los pueblos que atravesamos, la gente, peatones y automovilistas, se fija en la rider, pues la figura femenina, y, corroborándolo, la larga coleta asomando por la parte trasera del casco, la delatan. ¿El acceso de la mujer al mundo de la moto, en general, está totalmente normalizado o crees que sigue siendo eminentemente masculino?
R. Yo creo que no tienes problema en acceder a la moto, sino hay más chicas moteras será porque no les llama la atención o no les gusta por lo que sea, pero no veo ningún inconveniente en que una chica se compre una moto y se vaya de ruta por ahí, nadie le va a poner ningún impedimento. Es verdad que la gente se sigue sorprendiendo viendo a chicas conduciendo motos grandes, porque llevando scooters por la ciudad no les llama tanto la atención.
P. Marta y su marido viajan juntos, ella con la RT y Chema con su F 800 R. ¿Qué lugares habéis visitado
R. España nos la hemos recorrido casi entera, un poquito de Francia, un poquito de Portugal y poco más. Casi todo, por aquí. Los idiomas no se nos dan muy bien (ríe).
P. Te gusta más viajar con tu marido o en grupo?
R. Más de cuatro o cinco motos no me gusta viajar, considero que puede ser peligroso, porque uno adelanta, el otro quiere seguirle y por no quedarse atrás arriesga un poco más. Nosotros, salimos los dos y otras dos o tres motos como mucho.
P. Algún viaje motero que esperas consumar con la RT?
R. Me gustaría ir a Cabo Norte los dos el día que nos jubilemos. (¡Madre mía, anda que no os queda!). ¡No nos queda tanto! -exclama-, vamos a cumplir 40 años y nosotros nos jubilamos con 58 y esto (la vida) pasa así (hace un chasquido con los dedos).
P. ¿Vestida de verde eres diferente a cuando vas con tu chupa?
R. Creo que soy más seria, pero porque el trabajo lo exige. La gente, todavía hoy, cuando ve a una mujer uniformada, como no te vean con la cara seria, puedes llegar a tener problemas (¿Te toman a cachondeo?). Sí, entonces, tienes que marcar las distancias desde el minuto uno, sobre todo con la gente mayor. Cuando yo entré en la Agrupación, que tenía 23 o 24 años, era una niña, imagínate ver bajar de una moto de tráfico a una niña con esa edad, como no pongas cara seria…
P. Si tu hija decide ser motera…
R. Me encantaría, de hecho, ya le he comprado una moto de juguete (risas), y si es de la Agrupación de Tráfico también me encantaría, ojalá fuera pronto para que nos diera tiempo a patrullar juntas.
P. Te he visto a saludar a los moteros con los que nos hemos cruzado…
R. Soy motera, utilizo la moto para trabajar, porque a mí me gusta, y soy motera.
P. ¿Cómo conduce el conductor español, en general?
R. Yo creo que bien, siempre hay alguno que da la nota, pero no considero que la gente conduzca mal en España, al contrario, conduce bastante bien.
P. ¿Crees el conductor, el rider, entiende vuestra labor?
R. Yo creo que sí, por algo la Guardia Civil es la institución más valorada por los ciudadanos, es verdad que cuando te ponen una denuncia a nadie le gusta; cuando te tocan el bolsillo… Pero, en el fondo, la gente sabe que lo ha hecho mal, porque cuando te pillan hablando por el móvil o con dos copas de más, te fastidia, pero sabes que lo has hecho mal. Pero, que conste que nosotros lo único que hacemos es aplicar las normas que hace el legislador. Ahora, que han subido el tema del móvil a seis puntos, con dos móviles te quedas sin carné, y la gente lo utiliza mucho, ya no tanto para hablar, sino por el tema del whatsapp y las redes sociales, sobre todo los jóvenes, que conducen mirando al móvil, y eso es mucho más peligroso que ir hablando por él. En esos tres segundos que quitas la vista de la carretera con el móvil en la mano, te has salido, porque pierdes la conciencia de la carretera. Incluso he visto moteros conduciendo con el móvil en la mano. Yo creo que la gente, con el tiempo, se irá concienciando, lo mismo que ha ocurrido con el tema del alcohol, que ya no es lo mismo que hace quince años, cuando, vehículo que parabas, vehículo que daba positivo. Ahora, paras un sábado por la noche un coche con cinco chavales y cuatro van de borrachera, pero el que conduce da cero cero. Los jóvenes con el alcohol están muy concienciados y con el móvil pasará lo mismo, igual que con el cinturón, que es muy difícil ver a alguien sin él.
P. ¿Sancionar es la parte peor de tu trabajo?
R. Quizá la parte más desagradable, eso y comunicar los accidentes de tráfico con fallecidos. Llamar a una casa a las tres de la madrugada o a las cinco de la tarde y preguntar: ‘¿Es usted el familiar de tal?’ ‘Sí, soy su madre o su mujer o su marido’, ‘es que ha tenido un accidente y ha fallecido’ (la angustia se dibuja en su cara). O los accidentes en los que hay niños, esos te quedan grabados para siempre, no los olvidas, jamás.
P. ¿Un consejo para los riders?
R. Cuando conduces la moto, el equipamiento es fundamental. Si te compras una moto, cómprate un buen casco, una buena chupa, unos pantalones y unas botas, porque si llevas unos buenos pantalones, pero vas en deportivas… Lo mismo que te gastas el dinero en la moto, invierte en tu seguridad.
P. ¿Dejando aparte tu RT de ocio y trabajando con tu moto patrullando, eres motera?
R. Yo me considero motera, todo el mundo que va en una moto lo es, si vas en moto eres motero, es porque algo te llama de la moto, un coche lo necesitas para trabajar, pero una moto no, porque si no te gusta la moto no te la vas a comprar.
P. Durante los kilómetros que rodamos, con Marta abriendo camino, el que suscribe detrás de ella viendo lo bien que conduce la RT, dinámica y segura, cerrando el grupo de tres su marido, Chema, también Guardia Civil, con una F 800 R, la gente, peatones y automovilistas, al paso por Oviedo y los pueblos que atravesamos, se fija en la rider, pues la figura femenina, inconfundible, y la larga coleta asomando por la parte trasera del casco, la delata. ¿Esa sorpresa también se da en el conductor del vehículo al que le has dado el alto por las circunstancias que sean?
R. Sí, la gente aún se sigue sorprendiendo mucho de ver a una mujer y, sobre todo, en moto porque, como te decía antes, no hay. Cuando llegué a Asturias, fui la primera, y eso que era en 2018, pues no habían visto una motorista de uniforme encima de una moto, y al pasar llama la atención y se quedan mirando. Cuando llegué a Navarra, me ocurrió una cosa curiosa. Iba con el compañero, el delante y yo detrás, y al ver una patrulla de la policía foral parada, les saludamos. Al día siguiente, me dijo el compañero: ‘El otro día fuimos a tomar café y estaba una patrulla de la policía foral y me preguntaron, ‘no sabía que ya a la Guardia Civil os dejaban tener el pelo largo? (risas)’, ¡qué va!, le respondió, ‘que sí, que el otro día vi a un compañero tuyo en la moto y tenía el pelo largo’, y se echó a reír, y me hizo mucha gracias cuando me lo contó.
Por José Mª Alegre
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