
Carlos Sainz y Lucas Cruz afrontan el Dakar 2026 con la confianza que dan los cuatro triunfos en la prueba y un vehículo profundamente evolucionado. El Ford Raptor T1+ Evo, aligerado en 50 kilos y optimizado en suspensión, aerodinámica y visibilidad, es la apuesta de Ford M-Sport para una edición que se anuncia abierta, técnica y sin margen para el error.
Carlos Sainz y Lucas Cruz no hablan de promesas, sino de proceso. En la sede de Red Bull, el piloto madrileño y su copiloto presentaron el proyecto con el que Ford M-Sport afrontará el Rally Dakar 2026: continuidad en las tripulaciones, una temporada completa de competición como banco de pruebas y un Ford Raptor T1+ Evo que llega a Arabia Saudí tras un año de evolución constante. El objetivo es claro, aunque nadie lo verbalice en términos grandilocuentes: estar en condiciones reales de luchar por la victoria.
Continuidad como punto de partida
Ford repetirá alineación en su segundo Dakar con un vehículo diseñado específicamente para la prueba. Cuatro Raptor T1+ Evo formarán la estructura oficial, pilotados por Sainz–Cruz, Ekström–Bergkvist, Roma–Haro y Guthrie Jr.–Walch. No es un detalle menor: las mismas parejas que debutaron en 2025 regresan con un conocimiento mucho más profundo del coche y de la dinámica interna del equipo. En una carrera donde la improvisación suele pagarse cara, la continuidad se convierte en un valor estratégico.
De debutantes a contendientes
El Dakar 2025 sirvió para medir el punto de partida. Dos victorias de etapa, un podio final y un quinto puesto confirmaron que el Raptor T1+ tenía base competitiva. A partir de ahí, Ford M-Sport optó por no esconderse: disputó el Mundial de Rally-Raid al completo, enlazando Abu Dhabi, Sudáfrica, Baja Aragón, Portugal y Marruecos como un ensayo a gran escala. Los resultados parciales y, sobre todo, los datos recogidos marcaron la hoja de ruta del Evo que ahora se presenta.
El peso, la obsesión silenciosa
La cifra resume buena parte del trabajo: 50 kilos menos. En un T1+, la reducción de peso no es solo una cuestión de prestaciones, sino de fiabilidad y resistencia. El aligeramiento ha ido acompañado de una mejor distribución de masas, clave para reducir el castigo mecánico etapa tras etapa. El rediseño afecta a elementos visibles y a otros casi invisibles, desde partes de la carrocería hasta soluciones inéditas en este tipo de vehículos, como el parabrisas de Lexan, más ligero y resistente a impactos.
Suspensión y robustez
La evolución también se ha centrado en la suspensión, uno de los pilares del rendimiento en el Dakar. El Raptor T1+ Evo incorpora una versión más ligera y resistente del sistema firmado por Fox, desarrollada específicamente para este programa. El objetivo es doble: absorber mejor los terrenos más rotos y mantener el rendimiento con el paso de los kilómetros, cuando la carrera empieza a decidirse lejos de los focos.
Ver mejor para ir más rápido
La visibilidad ha sido otro de los grandes frentes de desarrollo. El Raptor Evo prescinde de los retrovisores tradicionales, sustituidos por cámaras que proyectan la imagen en pantallas interiores situadas a la altura de la vista del piloto. La mejora aerodinámica es evidente, pero el beneficio real está en la lectura del entorno. A ello se suman nuevas puertas tipo “alas de gaviota”, más ligeras, con cierre prácticamente estanco y un diseño que elimina ángulos muertos laterales, un detalle decisivo en navegación y adelantamientos.
Aerodinámica y confort funcional
Una nueva toma de aire en el techo contribuye tanto a la aerodinámica como a la refrigeración del habitáculo, un aspecto menos visible pero crucial en etapas largas y calurosas. La parte posterior del vehículo también ha sido revisada: nuevo capó, iluminación rediseñada y un voladizo trasero más corto que refuerza la imagen compacta y robusta del conjunto. Todo ello se integra en una decoración renovada, dominada por los colores de Red Bull y la identidad Raptor.
Sainz, experiencia y método
En su decimoctavo Dakar, Carlos Sainz insiste en el valor del trabajo acumulado. Cuatro veces ganador de la prueba, el madrileño subraya la importancia de los detalles en un reglamento que ha igualado prestaciones y neumáticos. Con un plantel de pilotos de varias generaciones y una docena de vehículos con opciones reales, la edición 2026 se anuncia abierta e incierta. Para Sainz, esa igualdad convierte la fiabilidad, el peso y la suspensión en factores decisivos.
El recorrido, otro desafío
El Dakar 2026 arrancará el 3 de enero con el prólogo en Yanbu, a orillas del Mar Rojo, y se desarrollará íntegramente en Arabia Saudí. Serán 8.000 kilómetros repartidos en 13 etapas, con dos etapas maratón y una jornada de descanso en Riad. La organización promete un recorrido más técnico y con mayor protagonismo de la navegación, un escenario que pondrá a prueba tanto la evolución del Raptor T1+ Evo como la capacidad de lectura y gestión de sus tripulaciones.
El Dakar no se gana en una presentación ni en una hoja de especificaciones. Sainz y Cruz lo saben. Por eso, más allá del impacto visual y de las cifras, el mensaje que deja Ford M-Sport es otro: el proyecto ha madurado. Y en el Dakar, madurar a tiempo suele ser la diferencia entre aspirar y competir de verdad.
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