‘La Leyenda’, concentración invernal que se celebra en Cantalejo, es una clásica en el calendario de los moteros, con más de 10.000 asistentes este año. Evento donde la gente va en busca de amistad, de diversión, disfrutando con las actividades que se organizan donde la moto y el buen ambiente lo presiden todo. En esta ocasión, viajo con la Moto Guzzi V85 TT Travel, una trail que genera confianza por cómoda, segura y manejable.
Ir a Cantalejo para asistir a ‘La Leyenda’, la concentración motera invernal que organiza el Moto Club La Leyenda Continúa, con Mariano Parellada y Mayte García al frente, siempre es un motivo de satisfacción. Y lo es por muchos motivos, el principal, porque el evento es una reunión de amigos, moteros todos, que, en muchos casos, abrazas aquí, de año en año, en un ambiente de amistad, de diversión, de fiesta bien entendida, en torno a una hoguera.
Si además viajas a Cantalejo en una motivadora Moto Guzzi V85 TT Travel, moto que me gustó por muchos motivos que explico, el disfrute es triple: el viaje, el destino y la vuelta. Porque la máquina italiana es ideal para viajar, para hacer tiradas de muchos kilómetros gracias a su comodidad, su estabilidad, su capacidad de carga, su nimio consumo y buen rodar, ya sea por secundarias o autovías, a las que soy tan reacio, si bien el control de crucero de la moto facilita el tránsito por ellas. Y, aunque sobre gustos no hay nada escrito, me parece una moto muy bonita.
Salgo de Madrid con mi amigo Chema, que viaja en su BMW K 1600 GT y yo con “mi” italiana, llegando a Turégano, donde haremos la primera parada por motivos que enseguida cuento. Para llegar al pueblo segoviano, tomamos la ruta de Navacerrada, que, curiosamente y a pesar de su altura, goza de una temperatura más elevada que la de Madrid capital. Así pues, ningún problema para rodar por el puerto de montaña, hecho que recordaré a la vuelta, pues unas cuantas curvas antes de llegar y otras más pasada la cumbre, ya de vuelta a casa, la nieve estará presente en las laderas y también en la calzada. Pero eso será el domingo.
La V85 TT Travel es una moto con la que llegas al suelo fácilmente (830 mm la altura), tarjeta de presentación que proporciona confianza al subirte en ella. La refuerza, la confianza, digo, la comodidad del asiento, potenciada por la satisfactoria suspensión, suave y confortable. La postura de conducción es relajada, con el cuerpo erguido, gracias al alto manillar y el parabrisas Touring, que protege bien del aire, permitiéndonos una conducción descansada.
Navacerrada puede ser un coñazo dependiendo de quien te encuentres en la carretera, suerte que hay algunos puntos, pocos, para adelantar. Así que cuando llegan éstos, reduzco una marcha de la bien escalonada caja de seis velocidades, le doy al puño derecho y voy quitándome coches de delante mientras la línea discontinua me lo permite.
El motor, el característico e inconfundible V2-Twin a 90º Euro 5, de cigüeñal longitudinal de Moto Guzzi, es suave, sin vibraciones y con carácter. Con 76 CV a 7.500 rpm y par de 82 Nm a 5.000 vueltas, entregando el 90% del par a 3.750 vueltas, compruebas que los CV que tiene son suficientes para divertirte y pasarlo bien, sobre todo si llevas activado el mapa Sport (los otros cuatro son Street, Rain, Off-Road -recordemos que es una trail- y Custom, este último personalizable), cuya entrega de potencia es notable. Por otra parte, una de las grandes virtudes de este V2-Twin, aparte de sus brillantes recuperaciones desde abajo, es su comedido consumo, 5 litros a los 100 km, lo que, unido a los 23 litros de capacidad del depósito, proporciona una autonomía en torno a los 400 kilómetros.
Apenas cien kilómetros (93, para ser exactos), tal como marca la pantalla TFT multifuncional, que cuenta con Moto Guzzi MIA, plataforma multimedia que conecta el smartphone al vehículo, ampliando las funciones de la instrumentación, y estamos en Turégano. En la coqueta villa, inmersa también en la celebración de la concentración, nos hospedamos en el Hotel Restaurante El Zaguán, establecimiento en el que el descanso está asegurado, al igual que el buen comer, sobre todo el cordero que prepara Mario y sirve Noelia, el plato estrella con todo merecimiento. La ubicación es ideal para “atacar” Cantalejo, que está a solo quince kilómetros, población cuya capacidad hotelera es limitada, salvo en la propia concentración, pero en tienda de campaña que la organización alquila si tú no la llevas.
Una vez soltamos en el hotel el equipaje, que en mi caso iba perfectamente alojado en las capaces maletas de serie y que se extraen de la moto con facilidad (más una bolsa bien sujeta en el asiento trasero, ante la falta de top-case, que es opcional), cerrándose con llave para mayor seguridad, seguimos camino a Cantalejo, recorriendo esos quince kilómetros que restan, un paseo. No tan paseo será por la noche, a la vuelta, pues con un grado de temperatura el “paseíto” es menos agradable.
‘La Leyenda’ es como un gran parque de diversión donde el gran atractivo es verse y abrazarse con los amigos, reunirse en torno a la “candela” -los troncos, que nunca faltan, los proporciona la organización- para protegerse del frío, conversar, comer y beber sin follones, ni ruidos que superen las risas. Nada pues de acelerones, ni cortes de encendido, ni bocinas, ni aquello que perturbe la tranquilidad y la buena convivencia, valores que en la invernal se cuidan y protegen. En ‘La Leyenda’ el buen rollo está presente desde el principio hasta el final, cuando el pinar se vacía de tiendas de campaña y de gente… hasta el año que viene.
Al llegar a ‘La Leyenda’ aparco la Moto Guzzi en lugar seguro (todo el espacio reservado para las motos lo es). Una vez bloqueada la dirección, la miro con detenimiento y me ratifico en que su estética es atractiva y original; una moto diferente y con personalidad, sin duda, destacando el precioso faro principal doble con la representativa águila de la marca en el centro, e iluminación full Led. Los puños están protegidos por el guardamanos y el cárter por el cubre ídem de aluminio. Y el color exclusivo Gris Grigna que luce, me parece muy acertado.
Las actividades de la concentración invernal, que este año más parecía otoñal por las templadas temperaturas, son abundantes, porque la organización prepara numerosas acciones para deleite de los participantes. Desde conferencias, a charlas y coloquios con proyecciones y presentaciones de libros a cargo de motoviajeros que en esta edición han congregado a León Bocanegra, Sonia Barbosa, Antonio Veciana, que dio la vuelta al mundo en una Vespa con su amigo Santiago Guillén, historia plasmada en el libro En 79 días. Vuelta al mundo en Vespa y cuyos beneficios se destinan a Manos Unidas. Se puede solicitar en el correo albacete@manosunidas.org. Quique Arenas y Alicia Sornosa encargados ambos de presentar las doce campanadas moteras, entre otros.
Como en cada edición, se entregó ‘La Leyenda de Oro 2023’, este año a Carmelo Ezpeleta, el boss de MotoGP. Rutas, exhibiciones del gran stutman Emilo Zamora, el desfile de antorchas, el “Saludo a los Motoristas del Mundo” desde el castillo y la plaza mayor de Turégano, conciertos de música en directo y un largo etcétera.
Pasear por el frondoso pinar de Cantalejo, lugar de la acampada, así como el camping que está enfrente, al otro lado de la carretera, cámara en mano, fotografiando todo lo que allí se mueve, es un placer. Imágenes de gente junto a las hogueras, comiendo, charlando y divirtiéndose. Grupos de moteros pasándolo bien, disfrutando de los amigos, siendo receptivos con el “extraño”, yo en este caso, al que brindan lo que tienen, como en la candela de Helga, Dori y tant@s más donde degusté una paella, la de Manu, además de carne, fiambre y cuanto había.
No quisiera olvidarme de tantos amigos a los que saludé, como Cobi y Fran, Chele, ‘Pequeño’ Dani, Fran Alonso, Javier Escabias, Fernando Ferrerira y Edna, Koldo, Paco Torres, Javier García, Martín Viribay, Ricard Tomás, Lorenzo Colomo, Gustavo Cuervo, Fernando Mototurismo, María Pichu y Andrés; Ana, que, a pesar de haber perdido a Tino hace apenas un año, allí estaba, ayudando a todo el mundo y tant@s más que tienen cabida en mi presente, aunque no figuren aquí. No me olvido, sin embargo, de Francisco Javier, que en breve iniciará su proyecto solidario de dar la vuelta a España en Supernova, la moto de Agustín Ostos (Soy Tribu) para visibilizar la enfermedad de su hija, el Síndrome de Noonan, dando charlas y conferencias.
Dos días en ‘La Leyenda’ dan para mucho y para muestra las numerosas fotos que ilustran el artículo. El domingo por la mañana, tras levantarme, tocaba poner rumbo a Madrid. La climatología, que hasta ese momento había sido templada, se tornó fría y áspera. Así que salgo de Turégano con la temperatura rozando cero grados y lloviendo, poniendo el mapa ‘Pioggia’ -lluvia en italiano- en la pantalla.
En esas condiciones, las de agua, el comportamiento de la V85 TT Travel es igual de noble que en seco. La entrega de potencia con el modo citado es más suave, al igual que la conducción. Para mayor seguridad, la italiana cuenta con control de tracción. Pongo los puños calefactables y hago la ruta por secundarias, al igual que la ida. Tanto en agua, como en seco, la Moto Guzzi se comporta de maravilla, aplomada, estable, una moto de gran agarre que permite afrontar las curvas con solvencia y diversión. También las pistas y caminos las aborda sin grandes dificultades, si bien el peso, 240 kilos, exige gran control cuando el off-road es más exigente. La Travel es una moto con gran dinamismo para utilizar en ciudad y, ampliando más el abanico de posibles compradores, es limitable para el carné A2, lo que la hace más apetecible para los que busquen una máquina versátil en el segmento trail.
Suave, pero con carácter cuando las circunstancias lo requieren, abordo Navacerrada, que, como digo al principio, y al contrario que el viernes, está nevado. Supero las ‘siete revueltas’ sin complicaciones y ya en lo alto, un pequeño manto blanco cubre la cumbre del puerto, bajando con prudencia, sin que la moto me haga ningún extraño.
Con chasis multitubular y basculante en aluminio, monoamortiguador trasero, horquilla telescópica invertida delantera, llanta 19” y 17” detrás, que permiten neumáticos sin cámara, seguridad que aumenta con el control de presión en la pantalla, la Moto Guzzi ofrece grandes reclamos. Otro de ellos son los frenos, doble disco de 320 mm los delanteros y el trasero de 260 mm, con ABS de doble canal, que detienen la trail con eficacia.
Llego a casa sin contratiempo alguno. De ‘La Leyenda’ me queda el buen recuerdo de lo vivido que perdurará todo el año para volver de nuevo en 2023, como llevo haciendo un montón de ediciones.
De la Moto Guzzi V85 TT Travel, el haber viajado con una moto que me produce muchas satisfacciones. Será porque mi primera “gorda” llevaba la firma de Mandello del Lario, una V50 II, y desde entonces siempre me han seducido las Moto Guzzi. El peculiar sonido del motor en V, la estética clásica, pero con tecnología moderna, su honesto y fiable comportamiento, con la transmisión por cardán que tanto aporta al buen funcionamiento de la moto (y que me convence más que la cadena y eso que tengo una moto que la lleva), y lo agradable que es en general.
La V85 TT Travel es una trail para viajar confortablemente, dos personas incluso, y llena de virtudes, siendo una gran elección. Su precio: 13.999 euros (ver promoción en la web de la marca).
Por José Mª Alegre (texto y fotos)
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