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Don Benito y Villanueva de la Serena se han unido: Acudo con la R 18 Transcontinental en busca de la foto que será historia

Veo, escucho y leo en la tele, la radio y la prensa que Don Benito y Villanueva de la Serena, pueblos extremeños que distan entre sí apenas cuatro kilómetros, se han unido por votación de sus habitantes, con cambio incluido de nombre por uno común. No me lo pienso dos veces. Me subo a la BMW R 18 Transcontinental y me planto en ambos lugares para hacer una foto que será historia a no mucho tardar. 

La fusión, como la foto que quiero hacer y que me impulsa a viajar a ambas localidades, es histórica. Don Benito y Villanueva de la Serena han unido sus destinos tras pronunciarse sus habitantes (37.000 la primera y 26.000 la segunda) en las urnas, con una participación del 58,94% en Villanueva y 50,42% en Don Benito, ganando el sí con el 66% de los votos, refrendando la unión. Se trata de la primera gran operación de fusión municipal de la historia reciente de España, pero no la única en tiempos anteriores. En 2013, ya lo hicieron los municipios coruñeses de Oza y Cesuras, y en 2016, los pontevedreses de Cerdeo y Cotobade.

“Hijo periodístico” de ‘Interviú’

Antes de que prosiga, permitidme que explique exactamente el motivo de mi viaje a Don Benito y Villanueva de la Serena. Soy “hijo periodístico” de ‘Interviú’, el semanario que durante 42 años acudió puntual a los kioscos en su cita con los lectores. Aparecida en 1976, la revista marcó un antes y un después por sus provocadores contenidos, con atrevidos desnudos femeninos que publicaba en cada número, siendo los más sonados los de Marisol, Lola Flores o Marta Sánchez y por los numerosos escándalos que levantó como los de los Gal, las juergas de Luis Roldán en calzoncillos cuando era director general de la Guardia Civil, la base secreta de Aguacate de la CIA en Honduras y un largo etcétera cuya enumeración no cabría en este artículo. Baste decir que el semanario llegó a vender más de un millón de ejemplares muchas semanas.

En ‘Interviú’, cuando saltaba la noticia el director de turno -Ignacio Fontes, por ejemplo, el último que tuve y también el mejor- designaba quién o quiénes debían cubrirla y no se perdía más tiempo en desplazarse al lugar donde se hubiera producido. Lamentablemente, ‘Interviú’ cerró debido a la pujanza de los medios digitales que se han impuesto al papel. Pero esos doce años en los que formé parte de la redacción de la revista son imborrables, como imborrable es la inquietud periodística que siento por (casi) todo lo noticiable y que sigue tan vigente como entonces.

¿Y cuál fue la alerta que se disparó en mi cabeza nada más conocer la noticia que nos ocupa? Resulta que los pueblos citados cambiarán su nombre en cuanto se lo ponga el grupo de elegidos que está deliberando para hallarlo, lo cual supondrá que todas las señales, letreros, rótulos y carteles que lleven el nombre de ambas localidades, desaparecerán para dar paso a la nueva denominación, que al cierre de este artículo todavía no se conocía. Así que me hice los 326 kilómetros que separan Madrid de las dos ciudades para plasmar en fotos lo que en breve tiempo no existirá, por eso digo que las fotos que reproducimos pasarán a la historia cuando el nuevo patronímico titule la localidad creada por la fusión de las dos ciudades, pues los nombres actuales pasarán a los anales de la historia.

Viajando con la imponente BMW R 18 Transcontinental

Y no lo hice, el viajar a Extremadura, con un vehículo cualquiera, en absoluto, me desplacé con la imponente R 18 Transcontinental, la última creación de BMW que lleva el impresionante motor ‘Big Boxer’ de 1.803 cc y 91 CV a 4.750 rpm y par máximo de 158 Nm a 3.000 vueltas. Porque la susodicha es una moto espectacular que a nadie deja indiferente por sus hechuras custom (cruiser para BMW), su preciosa estética, que voltea cuellos allá donde pasa, su espectacular cuadro de mandos, su buen rodar, su comodidad, el rotundo sonido de los escapes y los seis altavoces Marshall opcionales que presenta la unidad que llevé, melodía en ambos casos que te eleva al summum. La R 18 Transcontinental me seduce por todo lo anterior y porque es una moto única y exclusiva que no defrauda, al contrario, estarías todo el día sobre ella para admiración propia y de la peña que no desaprovecha la ocasión de quedarse fascinada al contemplarla.

A diferencia del resto de la gama R 18, la Transcontinental ‘viste’ maletas laterales (la R 18 Classic lleva alforjas) iguales que la B (bagger), pero su baúl trasero, que aumenta la capacidad de carga en nada menos que 48 litros, con un respaldo que envuelve al pasajero para hacerle los viajes más placenteros, es exclusiv0 de este modelo. Comparte con la B, sin embargo, el carenado frontal, su mayor seña de identidad, junto con el ‘Big Boxer’.

El viaje de ida a Don Benito y Villanueva lo hago por la A-5 y no puedo ir mejor. El manillar alto y abierto, el confortable asiento y la gran protección del carenado, te mantiene a salvo de posturas fatigosas, viajando con gran comodidad, lo que posibilita largas tiradas de muchos kilómetros, como poco los cerca de 400 que permite hacer los 24 litros del depósito de combustible, cuatro de ellos de reserva, sin repostar, sin que aparezca el cansancio.

En las largas rectas de la autovía de Extremadura, yendo ligerito, la cruiser se mantiene impávida. Lo suyo son las vías abiertas, de largas rectas y curvas amplias de corto ángulo (aunque a la vuelta me sorprenderá por su buen hacer en trazados menos “apropiados”). En ese hábitat, la BMW es suave y fácil de llevar. Si además activas el Dynamic Cruise Control (DCC) y el Active Cruise Control opcional que regulan por separado la velocidad y la distancia con el vehículo delantero, ya puedes disfrutar del paisaje y del confort de la moto.

Punto y aparte el equipo de audio Marshall, que a 120 km/h -incluso a bastante más- se escucha perfectamente y no ya solo la música, sino que es posible seguir una tertulia radiofónica sin perder una sola frase, tal es la nitidez auditiva del conjunto que firma la empresa británica. 

Don Benito y Villanueva de la Serena, dos pueblos que son uno 

Con tan excepcional montura diviso Don Benito, primera localidad a la que se llega por la EX-106. La localidad extremeña es, junto con Villanueva de la Serena, centro económico y capital (que comparten ambas desde su fusión) de la comarca de La Serena-Vegas Altas. Su principal sector económico es el de los servicios, si bien abundan las explotaciones agrícolas y ganaderas, al igual que Villanueva, sobre todo estas dos últimas actividades.

Circulo por el interior de ambos municipios, empezando por Don Benito, con calles estrechas en el centro en ambos casos; a pesar de ello, no tengo problemas para mover la R 18 con soltura, sin olvidar, eso sí, las enormes medidas que tiene y esos más de 400 kilos que pesa, de lo contrario ella se encargará de recordármelo. Para manejarla en parado, mejor el asistente de marcha atrás opcional, aunque si la superficie es plana lo puedo hacer sin moverme del asiento debido a la baja altura de la moto que me permite llegar al suelo con los pies perfectamente apoyados. Otros cambios notables de la Transcontinental respecto a las dos primeras R 18, la que inició la saga y la Classic, es la reducción de la distancia entre ejes, siendo menor el lanzamiento de horquilla que aquellas, además de llevar un amortiguador de dirección, cambios que la hacen más ágil y estable y se nota circulando por las ajustadas travesías.

Una vez en las afueras, voy descubriendo las señales que indican a los conductores la dirección de las dos poblaciones, señales de carretera que, en algunos casos, están juntas, pero apuntando direcciones opuestas. Hago las fotos sin obviar el protagonismo de la R 18 Transcontinental que me ha llevado hasta allí, estrella en todas ellas, incluso en una me permito compartir estrellato con la BMW. 

Acabada la sesión de fotos “históricas”, que confrontaré cuando sustituyan la actual rotulación por la nueva, y antes de iniciar el regreso a Madrid, me paseo de nuevo por las dos ciudades fusionadas, en este caso para tomar alguna imagen representativa de ambas. En Villanueva de la Serena reflejo la plaza de la Constitución, un hermoso lugar, en el mismo centro de la localidad villanovense, que alberga la monumental iglesia de la Asunción.

De Don Benito elijo otra plaza con mucha vida, la de España, donde se ubica el ayuntamiento y otra iglesia que la preside, la de Santiago Apóstol, donde las cigüeñas habitan en lo alto.

Fascinante comportamiento de la R 18 por nacionales y secundarias 

La vuelta, sin la fiscalización del reloj, la hago por carreteras nacionales y secundarias, disfrutando de la conducción de la R 18. ¡Y es sorprendente lo bien que se comporta por semejante recorrido! Porque esta moto, a pesar de su enorme porte, no es una custom que sirve para hacer terrazas y poco más. La Transcontinental sorprende por su buen hacer. En trazados revirados la BMW responde con agilidad, haciendo algo de fuerza con el manillar para moverla de un lado a otro, pues son muchos los kilos a vencer, pero es sorprendente el ritmo notable al que puedes circular. El límite de inclinación en curvas lo marca el roce de las plataformas en el asfalto, aviso que, no obstante, tiene bastante tolerancia.

El notable comportamiento de la cruiser, el trabajo excepcional de la suspensión, especialmente el autoajuste de precarga trasero, junto con la rotunda respuesta del ‘Big Boxer’ de 1.802 cc, la cilindrada más potente jamás construida por BWW Motorrad antes, permiten disfrutar y viajar con solvencia. 

Tomo la BA-060, carretera de mucha recta. Durante el recorrido voy escuchando música de mi móvil, configurándolo con la enorme pantalla TFT de 10,25” -que ofrece una profusa información-, lista de reproducción que me queda a la vista y que cambio con el mando situado a la izquierda del manillar.

Llevo el modo Rock (equivalente a Sport) de los tres que tiene, Roll (normal) y Rain (lluvia). Suena ‘Drive’ de Joe Bonamassa cuando enlazo con la EX-351, luego con la BA-123, desembocando en la N-430 y, finalmente, la N-502, que me llevará a Talavera de la Reina, donde enlazaré con la A-5.

La R 18 Transcontinental es un sofá rodante. Así como sus hermanas mayores R 18 y R 18 Classic son motos para ‘cobwoys’, por la suspensión seca que se gastan, la que llevo es todo lo contrario, una moto dulce y suave. El chasis nuevo y también la suspensión permiten rodar muchos kilómetros sin abandonar la sonrisa. Durante el trayecto encuentro todo tipo de trazados, con muchos tramos de diverso diseño, curvas más cerradas y otras menos rigurosas donde la BMW se balancea de un lado a otro obedeciéndome sin la más mínima queja.

Porque la cruiser tiene estética vintage, pero está controlada por la moderna y profusa electrónica BMW Motorrad. Además de los ya citados elementos de seguridad, lleva de serie el control automático de estabilidad (ASC) y la regulación del momento de arrastre del motor (MSR). Mientras que el sistema de marcha atrás auxiliar, el sistema de arranque en pendiente y el bloqueo centralizado de las maletas y el baúl, proporcionan de forma opcional aún más solidez y comodidad.

Me detengo en el embalse de Cíjara (construido en 1956 dentro del Plan Badajoz sobre el río Guadiana), fiel reflejo de la sequía que padecemos, dejando constancia con el móvil (este lo utilizo para hacer fotos rápidas en paradas que lo requieren por lo complicado del lugar, sacando la R6 cuando puedo aparcar la moto en lugar seguro).  

Tras Cíjara, llega otro tramo divertido, Puerto Rey, recorrido tortuoso hasta la aldea y también de bajada donde la R 18 me permite seguir disfrutando. Voy escuchando ‘Cocaíne’ de Eric Clapton y JJ Cale, canción cantada a dúo por este par de monstruos de la música, el segundo ya fallecido, melodía que se mezcla con el ‘raca, raca’ de las plataformas al rozar con el asfalto y entonces el éxtasis es total.

Continuo hasta llegar a la ciudad de Álvaro Bautista (¿ganará este año el WSBK? ¡Vamos!). Desde allí, tomo la A-5, pues la noche está cerca y aunque la R 18 lleva un sofisticado sistema Led que incluye luz en curva, con los faros supletorios autoadaptables, por lo que la iluminación es magnífica, la nocturnidad es alevosa por la cantidad de animales que se pueden cruzar. 

Llego a Madrid sin novedad, pletórico por la fascinación que me produce llevar la R 18 Transcontinental, por la diversión que me ha proporcionado y con la promesa de volver a Don Benito y Villanueva de la Serena cuando sus nombres pasen a la historia al estrenar denominación común.

José Mª Alegre (texto y fotos)

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