El Tourneo Connect luce una atractiva estampa a la que suma un amplio y práctico habitáculo. El conjunto se completa con un eficiente propulsor tricilíndrico de 100 CV, un comportamiento tan confortable como seguro y un equipamiento completo.
Como se suele decir, cada maestrillo tiene su librillo. En mi caso, llegado el momento de darle a la tecla para escribir sobre las impresiones que me ha producido un automóvil, suelo echar mano de alguna experiencia o anécdota. En esta ocasión, la misma se produjo cuando recibí la llave de nuestro protagonista y el responsable de Ford me preguntó: “¿Has probado el Tourneo Connect?”. Cuando le respondí negativamente, mi interlocutor advirtió: “Pues has de saber que no te llevas una furgoneta, sino un coche”.
No se trata de una apreciación baladí. Sí, es cierto que el Tourneo Connect es la variante turística del Transit Connect, y que, a simple vista, habrá quien lo confunda con un vehículo comercial ligero –mi hija, sin ir más lejos, lo comparó con la veterana Peugeot Partner que tenemos para uso familiar–. Pero por diseño, acabados, rendimiento, dotación de serie, etc., el modelo de la firma del óvalo nada tiene que envidiar a un monovolumen compacto al uso.
Con una longitud de casi 4,5 metros, el Tourneo Connect luce una estampa elegante y posee soluciones de lo más práctico, caso de las puertas traseras deslizantes, ideales para acceder al amplio habitáculo en zonas con espacio reducido –por ejemplo, en la plaza del parking, donde hay que tener cuidado para no rozar al vecino–. Por el contrario, se agradecería que la zaga adoptase un doble portón, en lugar de uno simple, para acceder al generoso maletero, cuya capacidad (inicial) de carga es de 1.029 litros.
Al acceder al habitáculo, el mismo transmite mucho empaque –aquí se desmarca claramente de los vehículos comerciales–, amplitud y, en definitiva, desahogo. El puesto de conducción, algo elevado, es aceptable, ya que posee volante multifunción regulable en altura y profundidad, un asiento cómodo con buena sujeción lateral y una instrumentación completa. Al respecto, se hubiese agradecido que el display central fuese de mayor tamaño o que la consola no tuviese tantos pulsadores. Pero, bueno, quizás sea mejor pecar por exceso que por defecto, ¿no?
Ya que hablamos de exceso… El interior del Tourneo Connect brilla en el capítulo de la versatilidad, pues está dotado de numerosos huecos portaobjetos: bandeja superior, portagafas, posavasos y un recipiente con toma de 12 voltios y conexiones para reproductores musicales o dispositivos auxiliares.
En cuanto a las plazas traseras, son muy amplias… salvo la central, que, como suele ser habitual, dispone de un respaldo algo estrecho –también puede utilizarse como reposabrazos–. Y, si así se desea, los asientos pueden, además de abatirse, desplazarse longitudinalmente.
En el apartado mecánico, he probado el Tourneo Connect con el motor de gasolina 1.0 EcoBoost. Por cierto, tengo un amiguete al que le espantan los propulsores tricilíndricos –argumenta que no le transmiten confianza–. Pues bien: con una potencia de 100 CV y un par máximo de 170 Nm a partir de 1.400 rpm, este EcoBoost es de lo más solvente y recupera la mar de bien desde bajas revoluciones incluso en marchas largas. Y, asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades y a un dispositivo Start/Stop, garantiza unos niveles de consumo y emisiones razonables: en torno a 6 litros de media y 129 g/km, respectivamente.
Y por lo que respecta al comportamiento dinámico, el del Tourneo Connect es de lo más satisfactorio, pues a unas suspensiones con un magnífico equilibrio entre comodidad y firmeza suma una dirección precisa. Argumento que, junto a los expuestos, lo desmarca definitivamente de los vehículos comerciales ligeros.
Por último, su equipamiento es muy completo y, de serie, el nivel de acabado Titanium –un escalón por encima del Trend– incluye climatizador, asistente de arranque en pendientes, control de crucero con limitador de velocidad, programa electrónico de estabilidad (ESP), faros antiniebla con función cornering, techo panorámico, Bluetooth, llantas de 16 pulgadas, etc. La dotación puede enriquecerse con opciones tan interesantes como la cámara de visión trasera, cuya imagen se proyecta en el retrovisor.
Efectivamente, en Ford tenían razón: el Tourneo Connect no es una furgoneta. A la hora de escribir estas líneas, el modelo de la firma del óvalo, con motor 1.0 EcoBoost, está a la venta desde 15.090 euros –acogiéndose al Plan PIVE y financiando su adquisición con la marca; como siempre, lo mejor es acudir a un concesionario oficial e informarse–.
Bernardo Valadés.
DESTACA
-Interior habitable y práctico.
-Rendimiento mecánico.
-Comportamiento.
MEJORABLE
-Consola con exceso de pulsadores.
-Plaza central trasera justa.
-Ausencia de doble portón en la zaga.
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