Julián Mazuecos era un piloto rápido, seguro y con talento para poner una moto a punto. Por eso le llamó BMW, para que desarrollara la S 1000 RR. Luego, se retiró de los circuitos decepcionado por los resultados y hasta hoy, que ha regresado con una ‘Kawa’ de Palmeto para divertirse ganando.
Julián Mazuecos, se subió a una moto cuando tenía sólo 6 años, compitiendo por primera vez a los 9, una afición, la de las dos ruedas, inoculada por su padre, de igual nombre que él, “me preguntó si quería montar en moto. Yo le dije que sí y a partir de allí me entró la afición”, asegura el piloto.
Desde entonces, la progresión en las motos de nuestro protagonista fue imparable, con una carrera intensa en diferentes campeonatos españoles e internacionales, con éxitos como el de subcampeón del mundo en el Mundial de Resistencia, en la categoría de Superbikes, quinto clasificado en el campeonato de España varias temporadas, incluyendo un sinfín podios. Gracias a su fichaje por BMW Motorrad, Mazuecos también participó en el campeonato alemán de SBK, concurriendo en alguna prueba del francés en igual disciplina.
El fichaje por BMW Motorrad
La participación de Julián en competiciones alemanas y algunas en Francia se debió a que BMW se fijó en el joven piloto en 2008 para que desarrollara la S 1000 RR, la superdeportiva que estaba en esa fase, modelo que iba a significar un hito para el fabricante teutón, pues cuando la lanzó al mercado, en 2009, se convirtió en la deportiva más rápida y tecnológica que había en ese momento, y hoy, ocho años después, con una segunda generación que llegó en 2015, sigue estando en la cumbre de las bikes más admiradas y deseadas.
“Empecé a trabajar con ella antes de que saliese a la venta y disputara el Mundial de Superbikes (BMW debutó en el Mundial de SBK, como equipo oficial, en 2010, abandonando la competición en 2013, dando soporte a partir de entonces a los muchos equipos privados que corrían -y lo siguen haciendo- con la S 1000 RR), encargándome de la parte del chasis y otro compañero de la electrónica”, recuerda Julián.
Imagino que esa experiencia de trabajar con los alemanes en su departamento de competición, ubicado en Munich, sería magnífica, le pregunto. “Sí, lo fue. Rodábamos mucho en los circuitos españoles debido a la buena climatología, también lo hicimos una vez en Italia, y fue muy positivo participar en el desarrollo de esta moto que luego compitió en SBK”, recuerda Mazuecos.
¿Que sientes ahora, nueve años después, cuando ves una BMW S 1000 RR?
Siento orgullo, pero es tiempo pasado y eso queda lejos ya”, afirma mirando al frente (un proverbio ruso reza que Añorar el pasado es correr tras el viendo. Mazuecos, sin duda, no va tras él).
Siete años de ‘excedencia’
Tras la experiencia alemana, Julián regresó a las pistas españolas, corriendo una temporada con Kawasaki Palmeto, tras la cual, a finales de 2010, dejó de competir.
Nuestro protagonista se dedicó entonces por entero a trabajar en el negocio familiar, el Grupo de Recambios RG, en Getafe (Madrid) hasta que ahora, siete años después, se vuelve a subir a una moto de competición, la misma marca verde y equipo de entonces, Kawasaki (ZX10R) y Palmeto. ¿Por qué?
“Me fui con mal sabor de boca, no acabé muy bien, deportivamente, y aunque hice quinto en el campeonato de España, incluyendo un podio, no eran esas mis expectativas”
Julián colgó el casco, pero el de moto, porque tiempo después se volvió a poner otro para probar en las carreras de turismos.
“Como siempre me ha gustado correr, en lo que sea, probé en coches, con alguna incursión en el Campeonato Race de Turismos”, mostrando buenas maneras, pues es sabida la habilidad de los pilotos de las dos ruedas para ir rápidos sobre cuatro, no así al contrario, salvo excepciones, como el añorado Michael Shumacher, aunque la irrupción del alemán en las motos, tras dejar la F1, le costó muchas caídas. “Ahora -prosigue nuestro entrevistado-, me apetecía volver a subirme a una moto y aunque estoy un poco mayor (33 años), vuelvo para divertirme. Y con Palmeto, porque es un equipo que ya ha ganado el Campeonato de España y de Europa con Kawasaki y está al primer nivel en cuanto prestaciones”, alega.
¿Y cómo afrontas este nuevo desafío?
“Con ilusión. Estoy compitiendo en el Campeonato Interautonómico (consta de seis carreras, disputándose en los principales circuitos de la península, los mismos en los que se celebra el campeonato nacional), y aunque es una competición que no tiene el mismo nivel que el de España, hay gente muy rápida y la verdad es que encontrar el ritmo otra vez a las carreras y mentalizarte tantos años después, es lo más difícil ahora mismo”.
En tu casa, tu padre es tu mayor fan y siempre ha creído en ti. En él tienes a tu máximo defensor y también apoyo, pero, ¿qué dice tu madre?
“Ella creía que este tema estaba acabado en 2010 y ahora, ver que su hijo lo retoma de nuevo tanto tiempo después, le resulta complicado. Pero en las carreras sabe que me tiene que dar tranquilidad y apoyarme. Incluso ha venido a verme a Jerez y en mi debut en Albacete”.
Sexto y quinto en sus dos primeras carreras
En su retorno a los circuitos, Mazuecos tenía claro los objetivos que buscaba, que ya no son los mismos, pues han variado a medida que se ha ido quitando el óxido acumulado durante su inactividad sobre la moto y los buenos resultados conseguidos en sus dos primeras carreras.
“En principio, quería pasármelo bien. Lo que pasa es que un piloto siempre quiere estar lo más adelante posible, incluso ganar siempre que pueda. Así que lo que busco ahora es estar en el podio el máximo de carreras posibles”, confiesa.
En tus dos primeras pruebas del campeonato, Jerez y Albacete, quedaste sexto y quinto, respectivamente, clasificaciones más que esperanzadoras para un piloto que llevaba siete años sin subirse a una moto de competición, ¿cómo te encontraste?
“Me encontré bien, aunque algo falto de fondo debido a la condición física y en cuanto a la moto, debemos ajustar un poco la puesta a punto porque no termina de ir del todo bien”. Para lo primero, el tema físico, tras un montón de años de no hacer nada, salvo trabajar, Julián está recuperando la forma “haciendo ejercicio aeróbico, running y bicicleta, para así aguantar física y mentalmente las carreras”.
¿Cómo es Julián Mazuecos?
“Yo creo que eso lo tienen que decir los demás, pero, atendiendo a tu pregunta, soy calmado y muy introvertido. Pilotando soy bastante agresivo y se me da bastante bien la puesta a punto de la moto en cuestión de suspensiones, por eso trabajé para el desarrollo de la BMW, como te he contado anteriormente”.
¿Qué prefieres ganar o divertirte?
Divertirme ganando.
¿El momento de máxima tensión en una carrera?
“La salida (responde sin dudarlo), porque todo el mundo quiere llegar a la primera curva lo más adelante posible, para situarse en la mejor posición. Perder unos segundos por no salir bien o que te den un toque, puede condicionarte toda la carrera”.
En este retorno a las carreras, ¿te has planteado cuánto tiempo vas a estar compitiendo?
“En principio no, vamos a ver como acabamos la temporada y luego, el año que viene, ya se verá, porque las carreras son muy caras”.
Julián no es precisamente bajito, mide 1,87 metros, altura que en otros deportes es una ventaja, pero no precisamente en el mundo de las motos racing.
“Efectivamente”, ratifica el piloto. “Desde que era pequeño, cuando corría con pilotos como Álvaro Bautista, Dani Pedrosa o Jorge Lorenzo en minimotos, mi altura era un lastre, porque me era más difícil meter mi cuerpo en esas miniaturas con las que competíamos, además del mayor peso, y me costaba más ir rápido. Y con las motos grandes no ha variado mucho el problema, porque aunque la Kawasaki es una mil, la postura sobre ella sigue siendo forzada”.
Julián compitió con Bautista, Lorenzo y Pedrosa, entre otros, por tener edades parecidas (el primero tiene 32 años, 30 Jorge y 31 Dani), pero con quien más trato tuvo fue con Álvaro, llegando incluso a formar ambos parte de un equipo de resistencia en minimotos, persona “amable y nos hemos llevado bastante bien”, recuerda Mazuecos.
¿Quién ganará el mundial de MotoGP?
“Marc Márquez no ha tenido muy buen inicio, pero creo que es el que más posibilidades tiene para llevarse la victoria final. En cuanto a Viñales, veremos si tiene continuidad, porque Qatar, Austin o Argentina son circuitos por los que se guía el Mundial y entonces se verá su fortaleza”.
Nos vemos en el podio, campeón.
Texto y fotos: José Mª Alegre
George Vukmanovich, un genio en el ‘team’ Palmeto
Llamo al timbre de la nave del equipo Palmeto ubicado en un polígono del cinturón industrial de Madrid, abriéndome el propio Julián Mazuecos. Lo primero que me encuentro es un camión enorme pintado con el llamativo color verde de Kawasaki. Miro aquí y allá, buscando rincones dónde hacer las fotos, entrando a continuación en otra estancia donde hay varias Kawa, entre ellas, la de Julián. Mientras éste la traslada, ayudado por un miembro del equipo, junto al tráiler del team, reparo en una tercera persona sentada frente a un ordenador. Lleva una gorra calada y fuma Camel sin filtro (enseguida me viene a la memoria mis tiempos lejanos de fumador en los que, en alguna ocasión, le había dado caladas a uno de esos cigarrillos, escupiendo las hebras de tabaco que indefectiblemente se quedaban en la lengua), pero al estar de espaldas no la reconozco. Así que yo a lo mío, que me sitúen la moto de Mazuecos donde he pedido para fotografiarlos a ambos y a trabajar.
De repente, teniendo la cámara prolongando mi ojo, veo por el rabillo de éste al tipo del ordenador que pasa junto a nosotros, llevándome la gran (¡y grata!) sorpresa. Le reconozco por su corta estatura, caminando ahora con muletas (cuando le veía por la televisión, en las retransmisiones del Mundial de Motos que lideraba el inefable Valentín Requena, andaba sin ayuda, pero claro, de eso hace un montón de años). ¿Es él?, me pregunto. Al poco, regresa de dónde fuera, viéndole la cara y, efectivamente, ¡es George Vukmanovich!
Enrolado ahora en las filas del equipo Palmeto, Vukmanovich fue uno de los mejores técnicos de la historia del Mundial de Motociclismo, cuando las motos olían a aceite, por ser de dos tiempos, y soltaban humo al ponerse el semáforo en verde (no como ahora, que los participantes arrancan cuando el rojo se apaga). Este californiano de corta estatura (apenas 1,20 m de altura), debido a un problema de nacimiento, pero enorme en conocimientos de motos de carreras, ha trabajo con los más grandes.
En su larga lista de pilotos a los que ha llevado a lo más alto, figuran nombres como Freddie Spencer, Luca Cadalora, Max Biaggi, Randy Mamola (con el que guarda amistad. Precisamente, en la foto posa con una reproducción de la Honda NSR500 que Randy pilotó en 1985 y que está siempre junto a su ordenador) o Tadayuki Okada. En esa prolífica lista figuran también los españoles Tiriti Cardús, Fonsi Nieto y, más recientemente, y dentro de la estructura de Palmeto, Iván Silva, además del propio Mazuecos.
También trabajó junto a Jeremy Burgess, laureado jefe de mecánicos del equipo Repsol Honda en tiempos en los que el gran Mick Doohan ganó cinco campeonatos del mundo con la 500 de dos tiempos. Posteriormente, Burgess siguió siendo el máximo responsable de las motos de HRC cuando la formación hispano japonesa ficho a Valentino Rossi (en 2002, año en el que debutó MotoGP con los motores de cuatro tiempos), ganando el italiano dos mundiales.
En cuanto a marcas, Vukmanovich conoció los secretos de los motores Suzuki (constructor con el que debutó en el Mundial, en 1979), Honda (trabajando en el equipo del también mítico Erv Kanemoto), Cagiva (a la que se fue de la mano de Mamola, en 1988) y Yamaha (en la formación de Luis d’Antin). Ha pasado también por BMW, en el Targobank Motorsport, y ahora Kawasaki, con Palmeto, siendo el responsable de la telemetría del team.
George, de 65 años, padre de un varón que reside en EEUU, vivió varios años en Granada, haciéndolo ahora en Madrid. Charlamos un rato, vive por y para la moto, pasándose la jornada frente al ordenador estudiando los circuitos y la telemetría de las motos, hablando con los pilotos para trasladarles sus conclusiones, datos que les hará ir más rápidos sobre las Kawasaki.
¿Y el día que no haya motos?, le pregunto a este genio que en tiempos de las 500 nos maravillaba a mi hermano y a mí por su enorme talento (que no le ha abandonado), al verlo por la televisión.
Por toda respuesta, George Vukmanovich se lleva el dedo de la mano izquierda a su sien, a modo de pistola, y me sonríe.
José Mª Alegre
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